Viernes, 21 de mayo de 2010 | Hoy
PALABRAS MAYORES
Zamba es el nombre de un chico de Clorinda (Formosa) que le pone el cuerpo a un dibujito animado creado por Sebastián Mignona, que se va a pasar por el Canal Encuentro, en donde la historia del Bicentenario se cuenta de manera ágil, didáctica y divertida. Sin dejar afuera a las mujeres, los afros, ni a los pueblos originarios. Una verdadera lección de cómo dejar a los chicos ver la tele sin embobarlos en el intento.
Por Luciana Peker
“Me llamo José, pero me dicen Zamba”, cuenta Zamba, el primer héroe nacional que es un niño y ¡morocho! Su apodo viene de una de las mezclas de criollos con afros e indígenas. José –Zamba– repite su nombre tanto como que le gustan los chipas –un icono del dibujito animado que le da a los redonditos saladitos un poder símil criptonita– y que viene de Clorinda, Formosa, en excursión al Cabildo de Buenos Aires.
La asombrosa excursión de Zamba en el Cabildo es una producción de El perro en la luna (la productora de Sebastián Mignona), que cuenta con su dirección general, producción de Eva Lauría, realización de Fernando Salem, la investigación histórica de Gabriel Di Meglio y el asesoramiento pedagógico de Silvina Szeinblum.
El dibujito se realizó especialmente para festejar –y la verdad que es una creación que le rinde homenaje a la palabra festejo– el Bicentenario con la idea de contarle a los chicos la historia de una manera inclusiva, diversa, entretenida y distinta. ¡Y lo logra!
El 25 de mayo Zamba va a estar en el Canal Encuentro y en Canal Siete, con el auspicio del Ministerio de Educación de la Nación. Pero, además, el logro vale tanto la pena que sería un desperdicio que se pase sólo un día. Ojalá que se reparta en escuelas, centros culturales y sociales o que esté al alcance de todos los chicos y chicas. Y, además, que la experiencia se reproduzca y repita.
“Zamba va de excursión al Cabildo de Buenos Aires y allí descubre un sillón secreto que viaja en el tiempo y lo transporta al año 1810. En Europa, su héroe, José de San Martín, lo rescata de la furia de Napoleón Bonaparte y lo ayuda a regresar al Virreinato del Río de la Plata con la noticia de que España ha caído en manos de los franceses. Allí conoce a Niña, con quien intentará entrar al Cabildo para encontrar el sillón secreto que está en poder del virrey y sus secuaces. Junto a sus amigos, los patriotas –Moreno, Belgrano, Saavedra, Castelli, French y Beruti– Zamba y Niña formarán parte de la asombrosa aventura de la Revolución”, cuenta el cuento que creó Mignona.
Pero hay mucho más que se cuenta en un dibujo que no por profundo aburre, ya que Zamba tiene esos efectos de crash y pum que necesita todo dibujito animado que se precie, acción y hasta amor: el de Niña por Manuel Belgrano.
Para empezar, Zamba cuenta y repite que viene de Clorinda, Formosa, una provincia con indicadores de mortalidad materna similares a Cabo Verde, en Africa. O sea: no nos representa un granadero de azul con sombrero hasta el copete o un negro borroneado con corcho al que se le queman los dientes, sino un gurí que conoce de la Argentina con las patas en el barro. Y de ahí sale para contar la historia contada y no contada a todos los chicos/as del país.
La heroína de la historia de Mignona es una negrita –si se permite la palabra– ya que la corrección política la pone ella que cuenta cómo a la Argentina llegaban africanos en condiciones paupérrimas (por eso moría uno de cada cinco prisioneros en el trayecto en barco desde un continente a otro) y su padre todavía es esclavo, aunque ella es liberta por haber nacido en Argentina.
Ante la historiografía nacional –tan descolorida por las narraciones oficiales– que borroneó a los pueblos originarios y los afrodescendientes, Niña reivindica a las protagonistas de color (que en Disney ya tienen una buena gama de heroínas y acá todavía permanecían invisibles) y termina con ella pasando de analfabeta en 1810, a la actualidad, cuando –con su color y su orgullo afro– lleva el delantal blanco que no la iguala (¡viva la diferencia!) pero sí le da los mismos derechos.
Una metáfora deseable de un dibujito pionero en hacer entretenida una historia que no quiere blanquear la identidad nacional sino mostrar todas sus huellas. Como un perro en la luna.
Más información: www.elperroenlaluna.com.ar
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