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Viernes, 21 de mayo de 2010

TEATRO

LA CHICA DE LAS PALOMAS

La plaza del Diamante, dirigida por Diego Demarchi e interpretada por Fernanda Pérez Bodria, se puede ver hasta fin de mes todos los sábados en el Teatro Tadrón de Palermo. El espectáculo realiza una síntesis de la novela que lleva el mismo nombre, La plaza del Diamante, de la reconocida escritora catalana Mercè Rodoreda (1909-1983), en versión teatral de Joan Ollè.

 Por Sonia Jaroslavsky

Hojas otoñales, ramas secas esparcidas, una luz cálida y un verde banco de plaza. Pequeña. Natalia aprieta con sus manos una bolsa de las compras. Nos cuenta su historia, la de la chica de las palomas. El relato de Natalia aborda las peripecias de su vida y éstas son las de una chica huérfana de madre que tiene un prometido, pero en un baile conoce a Quimet que le promete casa y buena vida, y se casa. Pasará de la sujeción de la casa de su padre a la sujeción del marido. Así ella dejará de ser Natalia para ser Colometa, nombre que le puso su marido, marca de fuego que forjaría el borramiento de su identidad. El primer dolor –que enfatiza la pérdida de su autonomía– fue el miedo que sintió en su noche de bodas porque de chica escuchó decir “que te rajan”. Explica Natalia: “Las mujeres mueren rajadas. Eso empieza ya cuando se casan. Y si no han quedado bien rajadas entonces, la comadrona termina de rajarlas con un cuchillo o un vidrio de botella, y ya quedan así para siempre, o rajadas o cosidas”. Los demás dolores fueron el hambre, la Guerra Civil, la muerte y la soledad. Otros, las de sus crueles decisiones, propias de las atrocidades que les tocaron vivir.

Paradójicamente la posguerra significa autonomía y crecimiento para Natalia. Su marido muere en la guerra y, en su búsqueda del sostén económico de su familia, se reafirma como mujer, su estima se expande y se revierte su situación bajo el signo de la esperanza. Fernanda Pérez Bodria cuenta: “A pesar del dolor y de su condición de mujer humilde –postergada, silenciada, sometida– jamás se victimiza. Observa la superficie de las cosas hasta que le revelan algo más. Dentro de esa aparente pasividad con la que atraviesa su vida hay una fuerza increíble que la hace seguir adelante, más allá de todo. Por eso al terminar de leer la novela la sensación fue de esperanza y hasta de alegría”.

El espectáculo propone la pregunta escénica de cómo mantener vivo un relato y la atención del espectador con mínimos desplazamientos y gestos. Pérez Bodria dice en este sentido que a la hora de interpretar a Natalia para ella los movimientos del personaje son enormes, pero simplemente no se despliegan ya que están contenidos. Junto a Diego Demarchi, se propusieron centrar la atención en este relato y para eso abordaron un estado de actuación atravesado por movimientos mínimos y concentrándose en los detalles. Por otro lado, decidieron sacar los términos demasiado españoles y los reemplazaron por otros más neutrales en tiempo y espacio. Después, fueron más allá, al sacar algunas referencias demasiado concretas a la Guerra Civil, incluso a la época y al lugar para volverla más cercana y universal.

Hoy por hoy hay muchas tildadas por sus maridos de Colometas y es por eso que la actriz dice que abordando este personaje que se somete frente a un hombre se pone en juego ella misma: “Encuentro en mí huellas muy profundas de esta injusticia que generación tras generación puso a la mujer en una posición inferior frente al hombre”. Se dice que Mercè Rodoreda no era feminista pero mucho bien le hizo a la causa con los personajes femeninos de sus novelas que siempre tienen el deseo de encontrar “su espacio propio”. ¤

La plaza del Diamante. Sábados a las 21.30. Teatro Tadrón. Niceto Vega 4802.

Reservas: 4777-7976. $30

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