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Viernes, 20 de agosto de 2010

TELEVISION

Documentadas

A partir de mañana se podrá ver por Canal Encuentro un ciclo de catorce documentales latinoamericanos inéditos. DocTV Latinoamérica II surge del trabajo en común de televisiones públicas y productoras independientes de todo el continente. Las12 conversó con las realizadoras de Uruguay, Argentina, Colombia, Cuba y Venezuela sobre sus trabajos.

 Por Laura Rosso

“Cuando la realidad parece ficción, es hora de hacer documentales.” Ese es el lema que impulsó a realizadoras y realizadores de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela a pensar los temas que decidieron abordar para compartir un nuevo relato de la diversidad latinoamericana. Con emisiones semanales, cada sábado a las 20, dieciocho televisiones públicas latinoamericanas tendrán sus estrenos continentales en red.

Sala I: Uruguay

El punto de partida del ciclo en nuestro país será con el estreno de la producción uruguaya Con las manos en la tierra, dirigido por Virginia Martínez. Este documental de 52 minutos narra el proceso de búsqueda de los restos de militantes detenidos-desaparecidos en la última dictadura militar uruguaya. Virginia Martínez cuenta que “durante mucho tiempo en el Uruguay se puso en duda la existencia de desaparecidos, habitualmente la prensa y la televisión se referían a ellos diciendo ‘fulanito, que habría sido secuestrado’ o ‘estaría desaparecido’. Cuando asume Tabaré Vázquez pide un informe a las Fuerzas Armadas sobre el destino final de las personas denunciadas como desaparecidas. Así, de un tema sobre el que durante años no se había hablado o se había puesto en duda pasamos a tener un asunto que era noticia central en los informativos de la noche. Arqueólogos excavando en cuarteles, una imagen que nadie hubiera podido imaginar en el país. Allí había material documental. Entonces presentamos el proyecto al concurso DocTV Iberoamérica y ganamos el premio por Uruguay. A partir de ese momento la idea se transformó en producción”.

¿Qué te deparó esta experiencia, tanto a nivel personal como profesional?

–Cuando se trabaja con una materia tan difícil, lo que queda es mucho. Por un lado, está el aprendizaje que deja acercarse al trabajo del GIAF (Grupo de Investigación en Arqueología Forense) de Uruguay, y del EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense) que asesoraron a los nuestros. Para mí fue muy importante verlos trabajar, conocer sus procedimientos. Es un ejemplo impresionante de cómo la ciencia puede contribuir a intentar solucionar un problema social, un ejemplo de la aplicación de una disciplina científica a la cuestión de los derechos humanos. Por otro lado, en contacto con la historia de ciertas personas, como es el caso de Macarena Gelman, una de las voces del documental, una siente que crece y comprende mejor las fuerzas que mueven a los seres humanos. Escuchando a Macarena y viéndola en su evolución, se comprende la fuerza que tiene algo que llamo el legado familiar: Macarena no conoció a María Claudia, su madre, pero sigue buscando sus restos para devolverlos a la Argentina. Quiere enterrar juntos a sus padres. Treinta años después la hija quiere que los padres descansen uno al lado del otro.

¿Por qué concebís tu documental como un thriller arqueológico?

–Lo concebí así porque es un asunto no resuelto, en el que se ha intentado por todos los medios ocultar las pruebas del crimen. En Uruguay, a diferencia de la Argentina, no se han encontrado fosas colectivas, y luego de cuatro años de excavaciones, pudieron recuperarse los restos de dos detenidos desaparecidos. Un crimen sin evidencia ni testigos es algo así como el crimen perfecto. Y frente a eso, están los arqueólogos, no son detectives sino científicos que intentan hacer hablar a la tierra, que buscan en ella las pruebas. Es la trama de un gran policial político.

Sala II: Cuba

El siguiente documental –que se emitirá el 28 de agosto– lleva por título En el cuerpo equivocado y lo filmó la cubana Marilyn Solaya, guionista y realizadora que comenzó en el cine a los veintidós años como actriz en Fresa y Chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea. Su película narra la historia de vida de Mavi, la primera transexual sometida a una operación de reasignación de sexo en Cuba, en el año 1988. Vía e-mail, la directora dice: “Más allá de abordar las fases clínica y psicológica del proceso, o las condiciones de violencia y maltrato social que inevitablemente sufrió Mavi hasta reasignarse, acompañé a mi personaje en un cuestionamiento de la manera en que ha construido su feminidad, como resultado de estereotipos y prejuicios de género. Descubrí que una persona tan transgresora terminó llevando una vida muy tradicional, porque era ésa la manera de ser mujer que conocía, la que aprendió de su familia y cultura. Dejó atrás su sueño de ser cantante para dedicarse a la casa, a su esposo, a su madre; pero en un momento determinado comenzó a despertar. Con mi documental me interesa cuestionar que en pleno siglo XXI aún estemos estancados en esa manera convencional de entender la vida. Nos encontramos en una sociedad machista, hegemónica, patriarcal y heterosexista y, a pesar de todos los avances, a las mujeres nos siguen tratando como minorías, al igual que a las personas no heterosexuales o no blancas”.

¿Qué te propusiste transmitir al contar su historia?

–Me interesa defender los derechos de las mujeres, hacer entender que ser mujer es mucho más que una condición del cuerpo. Siento que este documental parte también de mi compromiso con estos grupos. No soy negra ni homosexual, pero soy mujer y si no nos unimos, si no peleamos porque se reconozcan nuestros derechos, nadie nos va a hacer ese regalo. Mi interés es que sirva para sensibilizar y que la gente comprenda que ahí hay un ser humano y debemos respetarlo, a ella y a las otras, sí, porque cada transexual hace una construcción diferente. Algunos se escapan de esa construcción tradicional, creo hay que respetarles sus derechos a vivir plenamente desde el género que han decidido asumir.

¿Cómo se encontraron Mavi y vos?

–Durante la investigación que realizaba para otro de mis documentales descubrí el tema de la transexualidad, gracias a un doctor de la Clínica de la Niñez y la Adolescencia que me animó a investigarlo. Sin embargo, fue Mavi quien me buscó luego de escucharme hablar del proyecto en una entrevista televisiva. Un día me llama a la casa una señora para decirme que si pretendía trabajar ese tema, cómo no la había contactado. Le expliqué que se trataba sólo de una idea, pero la invité a mi casa y así comenzó nuestra relación. El proceso de investigación duró siete años, durante los cuales me fui alfabetizando en los estudios de género, transexualidad y diversidad sexual. Mavi llegó un día a mi casa y me dijo con mucha determinación que ella necesitaba contar su historia porque a pesar de que desde hace varios años en Cuba se está haciendo un trabajo importante para apoyar y dignificar a estos grupos, había algo en la mentalidad de la gente que permanecía estancado y, como consecuencia, seguía haciendo el mismo daño a las personas que tenían historias de vidas similares a la de ella. Mavi había comenzado a despertar, a hacer cambios en su vida en función de su bienestar y era evidente que ella ya no era la misma.

En DocTV Latinoamérica Marilyn vio una posibilidad concreta. Las bases le daban la oportunidad de entrar a concursar con un seudónimo porque su proyecto ya había sido rechazado. “El proyecto fue evaluado por los mismos que antes no creyeron en mi historia de ficción, me presenté con un nombre de varón y así lo creyeron hasta que llegó la hora del pitching, que fue la última eliminatoria. Me dio mucho gusto poder defender mi proyecto cara a cara y ganar contra todo los pronósticos.”

Sala III: Argentina

El documental argentino que dirigió Cristina Raschia se emitirá el 18 de septiembre. Memorias de un escrito perdido es un viaje en el tiempo entre la década del ’70 y la actualidad, de la mano de cinco mujeres (una de ellas la directora del film) que compartieron la prisión política en diferentes períodos y sitios de detención, entre 1975 y 1979. Casi 25 años después, descubren un escrito de memorias de la cárcel que habían dado por perdido cuando su autora –también compañera de cautiverio– se suicidó en París. Sobre esta historia de sobrevivientes, su directora cuenta: “Desde que sucedieron los hechos que relata el documental, la idea de filmar esta película me rondaba en la cabeza. Algunas veces como ficción, otras como documental. En realidad, eran muchas historias entrelazadas, y cada una disparaba relatos diferentes. Lo que en general enlazaba todos los relatos era contar cómo los pequeños detalles de la vida cotidiana nos ayudaron a sobrevivir en tiempos difíciles. Me interesaba contar nuestra experiencia no desde la épica de la militancia, sino desde la subjetividad de un colectivo de mujeres jóvenes que vivimos intensamente los ’70, con todo lo que eso implicaba en términos de riesgo, compromiso y aprendizaje”.

¿Qué fue lo más emotivo durante el rodaje?

–La experiencia fue fascinante, un viaje hacia adentro, hacia atrás y hacia adelante. Para mí significó terminar de cerrar una etapa. Hubo muchos momentos emotivos y los sigue habiendo. Me emociona la forma como las chicas se entregaron a la película, cómo abrieron su corazón y le pusieron su rostro de mujeres cincuenta-sesentonas a los primeros planos de la cámara. Me emociona nuestra lucha de mujeres por abrir espacios desde lo personal hacia lo político, y viceversa. Nuestra capacidad para tejer crochet o bordar macramé, con la misma desenvoltura y alegría con que encaramos la lucha por un mundo más justo, sin perder nuestras convicciones por eso.

¿Cuál es tu balance después de filmar esta historia de sobrevivientes que recorre casi 25 años de la vida de ustedes?

–Soy una agradecida a la vida por haber sobrevivido a los años del horror. Porque muchos/as compañeros/as no sobrevivieron. Nosotras pudimos, además, gracias al amor y la comprensión que nos dimos en esos momentos de desamparo total, no quedar presas del odio ni del resentimiento. Sobrevivir se sobrevive por accidente, vivir se vive por elección. Yo quería mostrar nuestro rostro con arrugas, nuestro cuerpo con rollitos, nuestros ojos húmedos de emoción, alegría, tristeza y dolor, nuestra sonrisa plena y divertida. Quería mostrar que más allá de la lucha política que se libró en el terreno de la historia, hubo una lucha no menos política pero sí más íntima que se libró en el terreno de nuestras subjetividades, allí donde se juega el sentido último de nuestra dignidad.

Sala IV: Colombia

Retratos de la ausencia (que se emitirá el 30 de octubre) es el film de la colombiana Camila Rodríguez Triana en el que narra la vida de Lina, Andrés y Tandita, tres niños que han quedado al cuidado de familiares cercanos porque sus padres tienen que marcharse lejos en busca de mejores oportunidades de trabajo. El universo de cada uno de estos chicos, sus comportamientos, sus rutinas, sus pensamientos y sentimientos, son develados para descubrir lo que significa y representa en cada uno de ellos la fragmentación familiar y la ausencia de sus padres en la vida cotidiana. Este documental se realizó en Villa Paz, Robles y Quinamayo, tres pequeños pueblos ubicados al sudoeste del Valle del Cauca en Colombia. Dice la directora: “Mi interés por el tema de la ausencia y el duelo viene de unas experiencias personales que viví tiempo antes de empezar el proceso de este documental. En ese momento de mi vida, yo hice un trabajo fotográfico llamado ‘Retazos’ que abordaba esa temática: la ausencia de un familiar por razones externas a una decisión del querer: razones económicas, políticas o sociales. Un día que yo estaba trabajando con esas fotografías, Mayerly, una mujer que trabajaba en servicios generales en la casa de mi mamá, las vio y me preguntó de qué se trataba. Yo le conté y ella me respondió que en su pueblo eso pasaba todo el tiempo, porque allá no había opciones laborales y las personas en edades productivas siempre tenían que emigrar a la ciudad o a otro país en busca de trabajo. Un día yo fui con ella a su pueblo y conocí a Tandita y el caso de esa familia y les tomé una fotografía. A partir de ese encuentro nació este documental”.

¿Qué te impactó más mientras filmaban?

–Que la ausencia de los padres allá se ha vuelto tan cotidiana que ya nadie se cuestiona el porqué. Existe una aceptación de la repetición. Pero a pesar de esa aceptación el dolor está y al final, aunque ya se ha creado una pose de dureza para resistir, el dolor se hace presente y los niños crecen con esa ausencia y ese dolor. Siempre hemos sabido que ellos nos regalaban su historia y era nuestro deber regalarles algo. Nos fuimos integrando a esa comunidad. Y aun así tampoco existieron intenciones de juzgar o dar conclusiones absolutistas frente a una situación. Sólo quise registrarla, hacerla visible, y dejar a los otros la oportunidad y la libertad de escoger una posición frente a esa problemática.

Sala V: Venezuela

Por último en Para vestir santos, Rosana Matecki Celis, de Venezuela, realiza un recorrido visual a través de algunos personajes que muestran los usos y costumbres de la forma en que se concibe el mundo, el amor, el éxito y los relatos existenciales. Sobre su documental, que saldrá al aire el 6 de noviembre, subraya: “Hay algo en la historia de este documental que seguro pasará, nadie se casará, nadie tendrá hijos, ni vivirán felices en pareja para siempre. Me atraía romper el paradigma de la solterona y del solterón visto como seres fracasados; más bien era la oportunidad de contar historias de amor y lucha, de la suerte de seres que eligieron la recatada alegría del silencio a la bulliciosa cofradía del compañero/a; el sabor de esas historias y esos personajes que, por alguna razón, fueron apartados de este común destino de la humanidad de unirse en parejas, para afrontar un sacerdocio diferente”.

La agenda completa del ciclo se puede consultar en www.doctvib.net/

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