Viernes, 5 de noviembre de 2010 | Hoy
¿Cómo suena la poesía en otras voces, en otras lenguas? Distinta pero viva. En el marco de la Feria de Frankfurt, cuatro poetas argentinas fueron seleccionadas para ser traducidas por la editorial inglesa Waterloo Press. Tamara Kamenszain, Ana Becciú, Mori Ponsowi y Alejandra Pizarnik cruzan fronteras.
Por Paula Jimenez
Dice el poeta Hugo Savino que “toda traducción es un encuentro”. Y esta metáfora no se refiere solamente al diálogo entre un texto original y un traductor, o entre sus diferentes modos de concebir el lenguaje, no: esta metáfora se produce, también, cada vez que el lector se topa con una nueva voz que visita su idioma y su cultura. Por encima de los enfrentamientos históricos o las rivalidades imaginarias, la traducción literaria tiende un puente entre territorios diversos buscando ese encuentro que Savino menciona. Con más o menos demora en su llegada, a la larga las voces migran, llevadas en algunos casos por las dinámicas editoriales, por el boca en boca, las necesidades de una época o una determinada coyuntura. Ahora, concretamente, este encuentro se produce a través de cuatro libros de poetas argentinas que fueron traducidos y publicados recientemente por la editorial inglesa Waterloo Press gracias al Programa SUR de Apoyo a las Traducciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el marco de la Feria del libro de Frankfurt 2010. Se trata de Solos y solas, de Tamara Kamenszain, Ronda de noche, de Ana Becciú, Enemigos afuera, de Mori Ponsowi y Poemas selectos, de Alejandra Pizarnik. No es la primera muestra de interés de parte de Inglaterra hacia la poesía argentina y sudamericana. Ya en 1985 la publicación de la guía de Martin Seymour-Smith de poesía mundial reseñaba poetas del siglo XIX y de la primera mitad del XX. Según Simon Jenner, director de Waterloo Press, “la publicación de estos libros cambiará radicalmente la recepción de la poesía latinoamericana en el Reino Unido y quizá también en cierta medida en todo el mundo anglosajón”. Esperemos que así sea, no sólo por el bien de la poesía local y latina sino por el de la poesía en general, cuya difusión, siempre sesgada y siempre limitada, deja por fuera del campo editorial una enorme cantidad de obras.
Captar la atmosfera
Los títulos a los que esta nota se refiere fueron presentados hace pocos días en el Centre for Creative Collaboration, un espacio que obtuvo el patrocinio de la Universidad de Londres y que está destinado a fomentar la mutua colaboración entre artistas y matemáticos, economistas y astrónomos, poetas y traductores. Estuvieron presentes Mori Ponsowi y Ana Becciú, quienes viajaron para celebrar el evento. Para esa fecha Tamara Kamenszain se encontraba participando de las actividades de la Feria del libro de Frankfurt, motivo por el cual no pudo compartir la presentación general y visitó Londres días después para realizar una exclusiva para Solos y solas, libro publicado por primera vez en Barcelona en el año 2005 bajo el sello editorial Lumen. “La presentación fue en la Universidad de East Anglia en el marco de una prestigiosa maestría en traducción fundada por Sebald, el escritor alemán que murió hace unos años. El enseñaba en Inglaterra, donde ahora lo hace Cecilia Rossi, mi traductora. Sucedió algo muy lindo en ese sitio, porque Cecilia me llevó al taller de problemas de traducción poética, que coordina dentro de esa maestría, para que compartiera con ella y sus alumnos una experiencia. Cecilia dividió a los estudiantes en grupos, les dio la traducción literal de un poema mío y les pidió que, en la hora y media que tenían para hacerlo, escribieran su propia versión. No todos sabían español, pero eran especializados en poesía”, cuenta Tamara Kamenszain. Y en este punto es donde la autora de Solos y solas, Tango bar, Los no, El eco de mi madre y El ghetto, entre otros, y que además de ser poeta es traductora y ensayista literaria, destaca la importancia de que el traductor esté consustanciado con el género poético, más allá de ser un conocedor del idioma en el que el poema original fue escrito. “Tal vez más interesante que dominar una lengua es tener una concepción de la poesía que no se base solo en la palabra sino en la estructura total del poema”. Kamenszain se refiere a la captación de una atmósfera que excede la significación literal de las palabras que componen al poema, un plus de sentido del que Ponsowi da cuenta también: “Creo que toda traducción, más que literal debe ser fiel al ‘perfume’ del poema, por decirlo de alguna manera. Cuando se traducen libros ajenos se intenta mantener un equilibrio entre el significado y el ritmo, entre el respeto a lo que dicen los versos y su sonoridad natural, su color, su música”.
Cecilia Rossi, la traductora del libro de Tamara Kamenszain, es también traductora de los textos de Pizarnik y de Becciú. Ronda de noche es el único libro de los cuatro, escrito en formato de prosa poética y que a pesar de ya contar con más de una edición en España, en Argentina permanece inédito.
Enemigos afuera, el bello y extraño libro de Mori Ponsowi, salió por primera vez en ediciones El Copista, en 2001, y recibió el Primer Premio Nacional Iniciación de la Secretaría de Cultura de la Nación y una Mención de Honor del Fondo Nacional de las Artes. A diferencia de los otros, fue traducido por la mismísima autora, quien cuenta de su experiencia: “Estoy muy contenta de haber podido traducir mi propio libro junto con Naomi Foyle, la editora de Waterloo Press. Traduciendo mi propia poesía a otro idioma me sentí plenamente libre, algo que no me sucedió cuando traduje los libros de Sharon Olds y Marie Howe. Trabajar en mis poemas me permitió ser, quizá, menos fiel al significado de las palabras y más fiel a ese ‘perfume’, que si los poemas no hubieran sido míos. Por ejemplo: algunas estrofas que en castellano tienen cuatro versos, en inglés tienen cinco, o tres... simplemente porque me pareció que sonaba mejor. En muchos casos los adjetivos y los verbos son distintos. De todas maneras, he de aclarar que no podría haber realizado sola la traducción de los poemas. La sensibilidad, el oído musical y los conocimientos de mi editora inglesa y cotraductora, Naomi Foyle, fueron indispensables para que la traducción de los poemas se convirtiera en esta especie de re-escritura casi perfecta. Quisiera que ella fuera mi traductora de por vida”. Pero aun sin haber pasado, como sí lo hizo el resto, por la pluma de Cecilia Rossi, Ponsowi no deja de reconocer lo indispensable de su gestión: “Es importante destacar que el origen de todas estas traducciones fue posible gracias a su empeño y entusiasmo. Ella es también poeta y una excelente traductora argentina que vive desde hace algunos años en Inglaterra. Fue Cecilia quien contactó a la editorial y logró que el Programa nos incluyera a Pizarnik, a Kamenszain, a Becciú y a mí, dentro de los autores argentinos que fueron traducidos este año con motivo de la Feria de Frankfurt”.
Todos los libros, con excepción del de Alejandra, son bilingües. Probablemente esto se deba a lo extenso del volumen: Poemas selectos tiene alrededor de 350 páginas y reúne gran parte de la obra de la emblemática autora argentina nacida en 1936 y fallecida en 1972, desde Ultima inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), El árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968), hasta Un infierno musical (1971), e incluye, también, sus poemas inéditos (1956 - 1972) más unas extensa y rica introducción. “Me parece que es de un interés extremo para el mundo anglosajón que aparezca una traducción de Pizarnik. Lo raro es que hasta aquí no haya ocurrido”, dice Tamara Kamenszain. Y es cierto, ¿cómo explicar con palabras de este mundo que una autora de la envergadura de Alejandra Pizarnik, cuyo reconocimiento trasciende, por lejos, el ámbito local, aún no haya sido traducida a la lengua de Sylvia Plath, Adriane Rich, Marian Moore? Será que la pequeña voz del mundo, como llama Diana Bellessi a la poesía (y con ella a todas las voces pretendidamente ignoradas), tarda más en dar su vuelta al mundo que la narrativa, esa gran rama de la literatura a la que el mercado editorial masivo ofrece sus mejores estrategias de venta y promoción. Es verdad que la poesía exige lectores activos de esos que no abundan y esto genera el supuesto de que la poesía “no vende”, sí: pero a los lectores también se los construye. Un cambio en las políticas editoriales redundaría en una modificación a nivel consumo y, sobre todo, en un enriquecimiento cultural y subjetivo de las personas (aunque eso al mercado no le importe). De todo esto es fácil deducir que la inversión en la traducción es, al igual que la edición, directamente proporcional a la creencia de que un texto sea o no vendible, cortándose, o recortándose así el camino que una obra literaria podría potencialmente recorrer. Por lo pronto, con la llegada al mercado londinense de un libro tan completo y representativo de su poesía como lo es Poemas selectos, el camino de Alejandra Pizarnik está terminando de liberarse.
Tamara Kamenszain, que ha sido traducida al alemán y al portugués, también inaugura con Solos y solas la entrada de su obra al mundo literario de habla inglesa. Para Mori Ponsowi, tanto la traducción de los libros de estas dos poetas como también de Ronda de noche, de Ana Becciú, es tan acertadísima como el hecho de haber seleccionado para este plan títulos exclusivamente escritos por mujeres: “Esto le da una fuerza tremenda a la difusión de la poesía de mujeres argentinas en el mundo anglosajón”. Y aunque para Naomi Foyle, editora de Waterloo Press, la selección nada tuvo que ver con el género, no puede evitar concluir que “cada uno de ellos agrega algo intenso e inusual al escenario de la poesía inglesa y, en conjunto, resultan una afirmación contundente de que las voces femeninas de la Argentina viajarán y serán escuchadas”.
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