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Viernes, 5 de noviembre de 2010

DIEZ PREGUNTAS > A CRISTINA MALFA*

“Las diferencias de género responden a categorías construidas”

Por Clarisa Ercolano

1) De un tiempo a esta parte se instaló el concepto de urbanidad con visión de género, ¿qué pensás al respecto?

–El compromiso de incorporar la dimensión de género como eje transversal del desarrollo humano, estuvo siempre presente en los objetivos de nuestro Programa. Las diferencias de género en relación con el acceso al conocimiento y la interactuación entre las personas responden a una estructura cultural y social, siendo el género por lo tanto una construcción, una categoría construida. El Programa Escuela Taller ha tenido un desarrollo importante en este sentido, debido a una política pública sostenible desde su creación en el año 2000 en que abrió sus puertas y hasta la fecha, con gran incidencia en la transformación de situaciones de desigualdad. Reflexionar acerca de las perspectivas de igualdad de género en el proceso de planificación y revisión de la formación, la igualdad de oportunidades, el fortalecimiento de las capacidades de los equipos de trabajo y el respeto por las ideas de los otros es frecuentemente tema en nuestras reuniones internas con los maestros y profesores.

2) ¿Qué es la Escuela Taller y qué objetivos tiene?

–Es fundamentalmente un espacio de integración social. Es una experiencia singular, con escasos precedentes en nuestro país y que origina sinergias que permiten estimular múltiples estrategias para el desarrollo a escala humana. Se desarrolla como una iniciativa que, por un lado, articula capacitación y empleo y, por el otro, provee mano de obra idónea, respondiendo a dos objetivos primarios y fundamentales: contribuir en forma activa, en la rehabilitación patrimonial en especial de edificios catalogados, en áreas históricas, y capacitar a personas desocupadas y/o subocupadas, con bajo nivel de instrucción, en técnicas constructivas artesanales, fomentando la formación en diversos oficios en peligro de desaparición, que intervienen en la conservación del patrimonio arquitectónico.

3) Tengo entendido que incorporaron la luthería, ¿cómo convive la construcción con la fabricación de instrumentos?

–La idea de incorporar este oficio que si bien no tiene relación directa con los oficios de la construcción, sí la tiene con las antiguas técnicas, ofreciendo una alternativa complementaria con la posibilidad también de una salida laboral. Desde Antonio Stradivari, el famoso luthier italiano hasta los artesanos de la fábrica de bandoneones Arnold, guardaron celosamente algunos de los secretos de fabricación de cada instrumento. A ello apuntamos con este taller. Las técnicas de la construcción y restauración de instrumentos requieren paciencia y cariño por la actividad desarrollada y apostamos a que tanto los conocimientos técnicos como la paciencia y el cariño formen parte de esta actividad. En este momento se realizan y restauran guitarras, violines y charangos.

4) ¿Cómo fue trabajar en Chile luego del terremoto?

–Nuestro viaje a Chile obedeció a dos objetivos primarios: uno fue el de asesorar a técnicos de la Alcaldía sobre la restauración del salón de honor del Palacio Consistorial que estaba totalmente agrietado y con importantes desprendimientos de los elementos ornamentales e incluso de toda la chimenea que se había desplazado a casi 45 grados de la pared, además de una visita ocular al barrio Yungay, sector patrimonial de Santiago donde muchas de las viviendas eran de adobe y se encontraban muy dañadas por el sismo y brindarles nuestra experiencia en ese tipo de construcción a través de un maestro boliviano que nos acompañó y que posee gran conocimiento del tema. El otro fue impartir clases de yesería, albañilería y modelado además de algunos teóricos sobre la temática.

5) ¿Qué significado tiene para vos la recuperación de espacios de valor patrimonial?

–La conservación del patrimonio es inherente a la humanidad. Todas las sociedades han conservado algo de sus antepasados, con gran sensibilidad hacia sus tradiciones, deseando por distintos medios que perduren para los que nos sucederán, ayudando a reconocer su identidad y sentido de pertenencia. Muchos edificios han tenido la necesidad de ser readaptados a nuevos usos y para ello la puesta en valor de cada uno hace que el edificio vuelva a tener vida, con nuevas funciones.

6)¿Y socialmente?

–Cuando recuperamos en nuestro caso espacios de valor estamos conociendo y palpando la historia y la memoria de generaciones que desarrollaron un arte y una técnica aplicada y extraída de modelos europeos, adaptados a nuestras propias condiciones. Paralelamente a esta labor está también la tarea que desarrolla cada alumn@ al recuperar parte del patrimonio arquitectónico y el orgullo que representa haber intervenido en su restauración, tarea impensada antes de ingresar en la Escuela.

7) De los diez años de labor, ¿qué anécdota relacionada con la inclusión recordás más y por qué?

–En 2002 había un muchacho que debía interrumpir su capacitación porque su padre no podía pagarle los gastos de movilidad y viáticos. Con gran pena se despidió de sus compañeros y de maestros y profesores de Escuela Taller. Sin embargo a los pocos días regresó contento, porque una compañera mucho mayor le ofreció solventar sus viajes hasta terminar su formación. Esa situación me quedó grabada.

8) ¿Por qué decidiste ser arquitecta?

–Creo que siempre tuve clara mi vocación de brindar mejores condiciones en el hábitat para las personas, distinguiendo entre construcciones de buena factura y con detalles de terminación con materiales muy nobles de aquellas en que los individuos no se sentían identificados y el deterioro de las mismas avanzaba sin posibilidad de mantenimiento como en la época del furor de la tipología de monoblocks. Yo vivía con mis abuelos en una casa del tipo italianizante en un barrio de la ciudad y me gustaba observar los detalles de la construcción y así fue como empecé la carrera, donde la prioridad fue la arquitectura moderna, ya que en esa época no se tenía en cuenta el patrimonio arquitectónico menos monumental, pero no menos valioso y aquí estoy, en el tema de la capacitación en antiguas y nuevas técnicas de restauración.

9) ¿Creés que las carreras duras siguen siendo un terreno más arduo para las mujeres?

–Sabemos que no hay diferencia alguna que separe a ambos sexos, en temas de intelecto. Según un informe de PNUD 2008, más de la mitad del estudiantado que ingresa a la universidad está conformado por mujeres.

10) Entonces, ¿por qué se tiene esa percepción...?

–Es que el problema radica en las brechas sociales y no en la participación de género en el acceso a la educación terciaria o universitaria. No obstante aún es relevante la presencia diferenciada de género en las diferentes carreras denominadas duras. Por ejemplo, en ingeniería, donde casi el 80 por ciento de los estudiantes son varones. Lo contrario ocurre en carreras en ámbitos como derecho, psicología o filosofía, donde las mujeres son mayoría.

* Cristina Malfa es arquitecta y directora del programa Escuela Taller del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, que se creó hace diez años para capacitar y generar empleos aplicables a recuperar el patrimonio edilicio. Trabaja con hombres y mujeres desemplead@s, subemplead@s o en condiciones sociales precarias. Actualmente tiene 100 alumn@s de entre 20 y 65 años haciendo el curso introductorio, que dura cuatro meses y consiste en una parte teórica sobre patrimonio y una parte práctica, que se realiza en el taller de la Escuela y en obras de restauración y puesta en valor en edificios públicos y ONG.

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