Viernes, 11 de marzo de 2011 | Hoy
Por Clarisa Ercolano
—Es un espacio para liberar la voz, improvisar, dialogar con los demás instrumentos o reversionar a gusto, respetando algunos códigos propios de este lenguaje. Si te digo que “To play jazz”, que si se quiere puede entenderse también como “jugar jazz”, suena algo menos almidonado que “interpretar jazz”, creo que me acerco un poco a tu pregunta.
—No puedo cambiar el modo en que el otro me ve, si el otro (que puede ser un hombre o una mujer) tiene preconceptos y me asigna roles predeterminados, por ejemplo: “Siendo mujer, deberías cantar, moverte, peinarte, vestirte así, o asá”, no me interesa; me corro de ese lugar. No me siento cómoda entre gente que pone el género por delante de la persona. Y entre mis colegas he buscado entenderme sencillamente desde nuestro interés en común, que es la música, y me ha ido bien así.
—Como consecuencia de mi necesidad de hablar de algo muy importante que se gestó durante diciembre del 2001, en particular en la Argentina. Escribí las letras en inglés sobre la música original y porque no había canciones con esos contenidos puntuales, las inventé. Soñaba con que el disco se escuchara en EE.UU., porque en “All about jazz” (uno de los sitios web de jazz más grandes del mundo) me describían como una promesa... Pero en Esthesia me burlaba del FMI, hablaba de nuestros pueblos originarios, de una mujer por debajo de la línea de pobreza, etc; y sucedió por entonces lo del 11/9. ¿De modo que quién querría escuchar hablar de estas cuestiones en un disco de jazz argentino? Hoy me río de mi ingenuidad, pero no de mi pasión. A ésa quiero conservarla intacta.
—Cantaba folklore en el coro de la escuela primaria alemana. Te diría que por entonces le daban más bolilla a nuestro folklore que algunos compatriotas. Así que de forma natural los aires folklóricos resuenan en mis canciones, son una parte de mi historia.
—No me considero solista sino un instrumento más dentro del grupo. Cada músico tiene sus solos y yo también los míos. Es más interesante, más variado y, creo, más rico.
—Me parece que el jazz, como un modo de hacer música, tiene mucho terreno ganado entre los músicos, pero menos entre el público en general. Y en cambio me parece que parte de este último a veces cree que el jazz es un cierto y determinado repertorio y le cuesta salirse de ese encuadre.
—Muchos, todos los grandes talentos de la vieja y de la nueva escuela. Y de seguro que me falta descubrir a unos cuantos más.
—Por ahora me contento con presentar el disco, que no es poco.
—La posibilidad de expresarme, de hacerme escuchar. Pero si por algún motivo no pudiese cantar, haría cualquier cosa por seguir expresándome, por mostrar mis “munditos”, como quien muestra sus figuritas y espera que el otro ponga las suyas sobre la mesa, para intercambiarlas.
—Sí, por caminos largos y sinuosos, nunca lineales. Y buscando el placer y la felicidad, esa que todos tratamos de encontrar de un modo u otro.
* Eleonora Eubel es cantante de jazz. Formó parte de la Fenix Jazz Band y luego de la Creole Jazz Band. Como integrante de la Fenix pisó escenarios de los EE.UU. y junto a la Creole actuó durante 10 años consecutivos en la Bodega del legendario Café Tortoni. Editó su primer disco solista Full Moon junto a los músicos Guillermo Bazzola, Fernando Galimany y Oscar Giunta e invitados de la talla de Jorge Navarro, entre otros. Con este disco de standards y temas propios logró excelentes críticas, tanto en nuestro país como en algunos medios especializados de EE.UU. y España. A comienzos de 2002, Eleonora encaró una propuesta diferente junto a músicos de la nueva generación en un segundo proyecto musical y discográfico llamado Esthesia, que contiene en su mayoría canciones de su autoría, en las que describe la actual realidad social argentina. Este trabajo de características inéditas hasta el momento en la Argentina se presenta en sociedad con el apoyo de Amnistía Internacional.
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