Viernes, 11 de marzo de 2011 | Hoy
TEATRO
Una pieza que remeda el mundo de Carver en la que los personajes y las historias se cruzan y se superponen con aparente indiferencia, aunque queda claro que no todo da lo mismo.
En Mujer armada hombre dormido la acción transcurre en lugares que remiten a mundos propios de la obra de Raymond Carver: estaciones de servicio en el medio de la nada, bares, hogares destrozados, bosques de algún lugar remoto. Pero el desengaño de la vida cotidiana lleva a las criaturas de esta obra a lugares más oscuros, morbosos y, casi siempre, a actuar fuera de la ley. Este “mundo” que presenta no es algo inusual en Martín Flores Cárdenas, autor y director: hace rato que viene trabajando en la adaptación de textos de este autor estadounidense y llevados a escena (así lo hizo con Catedral y más adelante con Quienquiera que hubiera dormido en esta cama). Actualmente ensaya un unipersonal que escribió Santiago Loza y que estará a cargo del actor Diego Gentile.
Pero no sólo Carver se despliega ante nuestras miradas: Wolff, Bukowski, Shepard ingresan en este mundo: “Esto es un texto teatral —cuenta el autor y director— concebido para ser llevado a escena. No es narrativa, no es poesía. Una característica fundamental de la escritura dramática es esa entidad oral y performática de la palabra. Escribo relatos y poemas que tienen algo afín con esos escritores, pero la palabra en dramaturgia no sólo tiene música, sonoridad y ritmo. También tiene un cuerpo que la dice, un cuerpo real. Esta obra surge de esa necesidad de generar teatro dentro de ese mundo que asociamos de inmediato con la narrativa. La intención de abarcar temas que ocupan mucho espacio en mi vida cotidiana también tuvo que ver con el surgimiento de este texto”. Y el singular título de la obra fue una imagen generadora del texto, porque sus actores (Ximena Banús, Laura López Moyano, Javier Pedersoli y Germán Rodríguez), no representan esta situación (la de la Mujer armada hombre dormido), pero sí hacen alusión a ella y hasta es parte esencial del arco narrativo de la pieza.
En el espectáculo la trama coquetea con el espectador cómodo induciéndolo a veces a callejones sin salida, mientras la acción avanza quizás, en otra dirección. En Mujer armada hombre dormido un ama de casa planea un crimen perfecto; un hombre abandona a su familia por teléfono; una camarera le oculta a su hijo la verdadera identidad de su padre; un alcohólico recuperado le hace abortar a su esposa un embarazo ajeno; un policía intenta poseer en sueños a una antigua novia de su padre; un proxeneta le ofrece un trato diferencial a una prostituta inexperta... “El vínculo —cuenta Flores Cárdenas— entre estas historias no siempre se da de la misma manera. Las distintas situaciones están atravesadas por un hilo argumental que casi nunca hilvana el asa esperada. En este tipo de teatro no podemos decidir sobre el desarrollo del argumento (como en los espectáculos de improvisación o como en la literatura explorativa por ejemplo) pero sí podemos decidir dónde posar la mirada.”
La obra trascurre en un mundo patriarcal pero donde la vida está devaluada. Entonces las mujeres, quienes engendran la vida, se han convertido en objetos de placer. Algunas logran sobrellevar este rol naturalizando el vacío. Otras buscan alternativas poco ortodoxas, sin medir riesgos ni consecuencias. La complejidad contradictoria del amor o el miedo a la muerte son temas que a Flores Cárdenas le interesa abordar como autor teatral, pero específicamente en esta obra apareció con fuerza el tema de la paternidad como la imposibilidad de poder concebir una familia: “El modelo tradicional de familia se desdibujó en las últimas décadas —agrega— al mismo tiempo que la sociedad transformaba sus funciones clásicas. Ya son algo corriente las familias monoparentales o ensambladas, se legalizó el casamiento igualitario, el nacimiento de hijos de la ‘ciencia’ dejó de ser noticia de primera plana de los diarios, las formas de adopción y el aborto todavía se discuten pero hace mucho tiempo que dejaron de ser algo extraordinario... Síntoma de una nueva cultura afectiva que me ha dado tela para crear el mundo de esta obra, donde nadie parece sentir apego por nada y sin embargo, no todo les da lo mismo. Es un mundo con nuevas prioridades.”
El espectáculo se completa con una excelente resolución del planteo escenográfico al problema de muchos personajes y varias escenas que suceden en lugares distintos a cargo de Alicia Leloutre, el diseño de vestuario en cuidadas manos de Cecilia Zuvialde y el diseño de iluminación por Javier Casielles.
Mujer armada hombre dormido. Sábados, 23.15. El Camarín de las Musas. Mario Bravo 960. Reservas: 4862 0655. $ 45 y $ 30 con descuento.
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