Viernes, 11 de noviembre de 2011 | Hoy
MONDO FISHION
Loulou de la Falaise, musa inspiradora y colaboradora de Yves Saint Laurent durante tres décadas, diseñadora de accesorios y reina de la noche en el apogeo de la discoteca Studio 54, murió el sábado 5 de noviembre a los 63 años. Lo comunicó la fundación Pierre Bergé Yves Saint Laurent, argumentando que su muerte ocurrió “luego de una larga enfermedad”. Tan excéntrica como su nombre completo (Louise Vava Lucia Henriette Le Bailly de La Falaise), su árbol genealógico la emparienta con un padre conde quien prefirió trabajar de traductor, una madre –Maxime Birley–, quien osciló entre modelar para Elsa Schiaparelli, posar para Cecil Beaton y escribir sobre cocina para la revista Vogue. Una versión indica que durante el bautizo de la pequeña Loulou, en lugar del habitual uso de agua bendita, su frente fue ungida con perfume Schiaparelli. Y que su niñez transcurrió en internados suizos, en varios, pues solía ser expulsada; ya en la juventud frecuentó la escena del Swinging London y tuvo un matrimonio que duró apenas un año.
“Una semana Loulou era Desdémona, con sus túnicas de color púrpura y sus coronas de flores, y a la siguiente aparecía con unas cejas con una forma increíble: se había convertido en Marlene Dietrich”, dicen que el diseñador francés Yves Saint Laurent dijo acerca de los estilos rara avis que predicó De la Falaise. En una de las últimas entrevistas que ella concedió, dijo a la revista Vogue de Italia acerca de la categoría estética que se le adjudicara en relación a YSL: “Me solía irritar que me llamaran musa, para mí, una musa es alguien con un aspecto elegante todo el tiempo, pero que es muy pasiva. Yo trabajaba mucho. Trabajaba desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche o hasta las dos de la madrugada. Trabajé en las joyas, en los tejidos y en las colecciones comerciales. Ahora que todo ha terminado, me gusta pensar que hay un poco de mi alma en la ropa que Yves diseñó cuando yo estaba allí y que yo era una fuente de inspiración”.
Vale destacar que su influencia se adjudica a prendas icónicas tales como el tuxedo, las camisas transparentes y ciertas combinaciones de colores y de accesorios. A fines de 1960 se radicó en Nueva York y allí la editora Diana Vreeland trató de reclutarla como modelo. Pero ella prefirió dedicarse a las noches de Studio 54 junto a Marisa Berenson, Robert Mapplehorpe y Paloma Picasso. Cuando se instaló definitivamente en París pasó a formar parte de la pandilla hedonista que acompañó al creador hasta su muerte, en 2008. El flechazo con Yves Saint Laurent se puede fechar circa 1968. “Quería que yo trabajara con él, pero no sabía en qué. Le propuse hacer joyas y él aceptó. Cada día inventábamos nuevas formas de lucir cosas que encontrábamos por mercados o anticuarios y creábamos personajes.” Cuando en 1977 Loulou se casó en segundas nupcias con Thadée Klossowski de Rola –un hijo del pintor Balthus–, lo hizo vestida de reina oriental, con turbante incluido ideado por Yves. El diseñador se había encargado de todos los detalles de la ceremonia, tanto de la ropa de los novios como de las barcas con flores que llevaron a los invitados hasta una isla en el Sena. Los últimos gestos de moda de Loulou de la Falaise fueron los diseños con su etiqueta. Vendió bijouterie, ropa, foulards y objetos para la casa bajo la marca “Loulou de la Falaise Fantaisies” y abrió dos tiendas en París. También produjo una línea de joyería que se vendía en Majorelle, la casa de Saint Laurent en Marrakesh porque, como solía afirmar: “Una joya te puede modificar el humor y cualquier atuendo”.
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