Las enfermedades alérgicas son aquellas en las cuales se producen reacciones inmunológicas inadecuadas que ocasionan síntomas. Si esos síntomas son respiratorios y toman la vía aérea superior se llaman rinitis alérgica. La persona estornuda, tiene moco, le pican la nariz y los ojos, se congestiona y eso produce trastornos en el sueño y, por ende, reducción del rendimiento y falta de concentración.
La alergia es una afección causada por mecanismos de hipersensibilidad que generan una reacción exagerada, fuera de lugar, que se produce cuando el organismo se encuentra con estímulos o agentes que –por otra parte– son inocuos como, por ejemplo, el polen. Las reacciones se manifiestan clínicamente de forma variada y diferente, no sólo de persona a persona, sino también en las distintas etapas de la vida de una misma persona.
Durante la primavera, las consultas por alergias aumentan entre un 25 y un 30 por ciento, especialmente rinitis y conjuntivitis alérgicas, dos situaciones que muchas veces coexisten. Los alérgenos más comunes provienen de árboles como los plátanos, el fresno y el arce. A medida que avanza esa estación del año también se presentan muchos pacientes con alergia al polen de diferentes tipos de pastos.
Además, algunos factores causales de reacciones alérgicas pueden ser las esporas de hongos, los ácaros del polvo, la caspa de las mascotas, el humo del cigarrillo, la ingesta de medicamentos (como aspirina o beta-bloqueadores), aromas demasiados fuertes, picaduras de insectos, ejercicios o el consumo de determinados alimentos.
Por eso, es fundamental el control de la rinitis alérgica y –en los casos persistentes– es necesario hacer un diagnóstico etiológico, realizar los test cutáneos para identificar el alérgeno al cual está sensibilizado el paciente e indicar tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. Si la rinitis alérgica es severa se puede tratar con algunos antihistamínicos de última generación o esteroides intranasales en dosis bajas que han demostrado que –en raciones mínimas necesarias– son seguros, pero en muchos casos el tratamiento con inmunoterapia específica es el único que logra controlar una rinitis alérgica severa.
De todas formas, algunas medidas básicas de prevención que se pueden dar a la población son sacudir y ventilar la ropa de cama diariamente; quitar las alfombras, muebles tapizados y objetos que acumulen polvo; evitar la humedad excesiva en el interior del hogar así como también el humo del tabaco.
Y es recomendable a los y las que tengan una reacción alérgica que no se automediquen porque siempre debe ser el médico quien decida qué tipo de antihistamínico es el adecuado para cada paciente evaluando la edad, el tipo y severidad de la enfermedad que padece, la eficacia y los potenciales riesgos del tratamiento.
* Especialista en alergia e inmunología y director de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias (Cidea).