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Es una de las tres mujeres que integran el gabinete de ministros bonaerense y no fue poco su esfuerzo para demostrar que le sobran méritos. Su formación la convierte en fuente obligada a la hora de hablar de educación: fue una de las caras del programa Conectar Igualdad y acaba de asumir al frente de la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. Aunque algunos medios intentan marcar su perfil académico y alejar su imagen de la militancia partidaria, ella se reafirma como kirchnerista. “Soy admiradora del proyecto de Néstor y Cristina, y no hubiera aceptado el cargo si no estuviera convencida de ello”, dice.

A poco más de un mes de su jura, Silvina Gvirtz se distanció de la política educativa porteña que “castiga al docente”. “Nosotros creemos que los docentes hacen un trabajo maravilloso todos los días. La ciudad tiene el modelo de castigar al docente, decir que hace las cosas mal, partir no de la inocencia, sino de la culpabilidad”, sostuvo en una nota publicada en el diario La Nación. “A nosotros no nos interesa poner cámaras en los colegios. No nos interesa vigilar, sino acompañar”, agregó.

Hoy tiene la tarea de “profundizar el modelo en la provincia” promoviendo una educación de mejor calidad. Su currículum demuestra que está preparada para ese desafío: es doctora en Educación de la UBA y tiene un Magíster en Ciencias Sociales con orientación en Educación. Fue investigadora del Conicet, directora de posgrado y la maestría en educación de la Universidad de San Andrés y condujo el Proyecto Escuelas del Bicentenario. Escribió 19 libros que fueron traducidos a varios idiomas y participó en otras 30 publicaciones.

Antes de aceptar el cargo en la provincia, Gvirtz gerenció Inclusión Digital Educativa del programa Conectar Igualdad, que distribuirá tres millones de netbooks entre docentes y alumnos de escuelas secundarias de todo el país. Junto a su equipo tenía la responsabilidad de generar los contenidos para las computadoras. “No es sólo entregar computadoras, sino que se convierta en una herramienta para que los docentes y los alumnos puedan usarla en el aula”, explica.

Algunos medios comenzaron a pegarle por el aire que respira, por ser la hermana de Diego Gvirtz, dueño de la productora Pensado para TV y creador de los programas TVR, Duro de Domar y 6,7,8, y hasta por una supuesta inexperiencia en la política partidaria. Pero ella agita su pertenencia al espacio K. “Es una mentira. Soy kirchnerista y admiradora del proceso político iniciado en 2003. No hubiera aceptado el cargo si no estuviera convencida. Soy admiradora del trabajo de Néstor, Cristina y de Scioli. Pero principalmente del trabajo de Néstor y Cristina”, dice.

Su presente es la Dirección de Escuelas, que con ella vuelve a estar en manos de una mujer. El último período estuvo a cargo de Mario Oporto, quien asumió una banca como diputado en el Congreso de la Nación.

–¿Qué aportes puede hacer a la educación bonaerense?

–El desafío es promover inclusión, a mí me gusta hablar de justicia educacional, que los jóvenes salgan de las escuelas con conocimientos socioeducativos de calidad.

Ya tiene una carpeta con medidas para avanzar en ese sentido: la universalización de las salas de jardín para niños y niñas de 4 y 5 años. “La Ley de educación establece la obligatoriedad de la asistencia, pero la falta de jardines no lo garantiza. Una de las metas es construir 500 instituciones más en la provincia”, describe. La medida permitiría además a cientos de mujeres congeniar sus responsabilidades laborales y la crianza de sus hijos/as.

También confía en poder construir más escuelas secundarias que quedaron chicas con la aplicación de la Asignación Universal por Hijo/a, y la vuelta a las aulas de cientos de alumnos/as. Anhela generar una articulación con las universidades y distribuir libros en escuelas. Acaba de crear un área estratégica, la Subdirección de Convivencia Escolar, para tratar las temáticas de violencia escolar y de género: “Queremos prevenir los casos de violencia a través de la palabra y el fortalecimiento de los valores.”