[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Son trece los largometrajes que se proyectarán en esta Primera semana de cine portugués, con sede en el auditorio del Museo. En los últimos años Portugal se destacó en el panorama cinematográfico del mundo con los trabajos de una nueva generación, entre los que se encuentra Joâo Salaviza, premiado en Berlín y Cannes, de quien se proyectará una retrospectiva de cortos este viernes 30, a las 18 hs. Además se podrán ver nueve largos inéditos de jóvenes realizadores, dos de ellos estrenados en la última Berlinale: La batalla de Tabatô, de Joao Viana, el domingo 1º, a las 20 y Un fin del mundo, de Pedro Pinho, el viernes 30, a las 20. El cine portugués, a pesar de la crisis europea que lo golpea reduciendo presupuestos, sigue floreciente: Joaquim Pinto y Nuno Leonel ganaron tres premios en el Festival de Locarno hace semanas con el documental E agora? Lembrame.

Después de la excelente No quarto de Vanda, de 2000, Pedro Costa –generación intermedia junto con Teresa Villaverde y otros en los noventa– parecía que iba a ser identificado con el documental por un buen tiempo, pero no dejó de declarar varias veces que detestaba el documental. En 2006 hizo Juventud en marcha, que de alguna manera consolida su camino estético con la clara intención de construcción y creación ficcional intencionada, a partir del material dado por la realidad –utilizar ese material sería lo considerado documental–, pero no se trata de un registro testimonial y objetivo, callado y presencial –a la vez un imposible–, lo que sucede es que la construcción es tan invisible y sutil que está fuera de cuadro. La imagen digital que nos acerca a la televisada por un lado y los claroscuros extremos que llegan a la mancha pictórica por el otro, son también señales de un cine que se inspira en el concepto de antropología visual –antropología y cine nacieron juntos y al principio del cine todo lo que se filmaba era documental– como el de Manoel de Oliveira y Antonio Campos, y los docu-ficción de António Reis y Ricardo Costa, pero donde el detenimiento en el recorte de la figura y el contraste furioso que ejercita el ojo en lecturas no habituales cumplen un rol de dinamitador del lenguaje realista compasivo, que finalmente resulta menos comprometido y más enfocado en el estudio sociológico o el género melodramático. La mirada, y la edición, el encuadre, los tiempos dedicados a cada situación, aunque todo esté dado, es siempre construcción ficcional, y toda ficción a la vez es un documental sobre la realización de esa ficción; el cine mismo está mostrándonos cómo es, cómo hace el ser humano cine y qué es el cine y cómo nos vemos o nos queremos ver los humanos haciendo todo. Categorías que cada vez más, al igual que los géneros en la literatura, se pespuntean.

En Ne change rien, Costa se centra sobre su amiga francesa, la actriz y cantante Jeanne Balibar, que comienza ensayando y repitiendo partes de una canción llamada “Tortura”, logrando en blancos y negros abisales que dibujan su figura, su boca, su pelo, y los músicos, seguidos a través de lo que parece una vida encerrada y en continuo de todo eso, uno de sus films más sensuales. El sábado 31, a las 22. Otras dos geniales y hermosas actrices, Jeanne Moreau y Claudia Cardinale, son protagonistas de Gebo y la sombra, de Manoel de Oliveira, el sábado 31, a las 20. Y el mismo sábado, a las 24, la propuesta de exuberancia narrativa de la ya estrenada aquí Aquel querido mes de agosto, de Miguel Gomes.

Auditorio del Malba (Figueroa Alcorta 3415). El ciclo se llevará a cabo gracias al apoyo del Camoes Instituto da Cooperaçao e da Língua, de la Embajada de Portugal en Argentina, y del Malba.
Agenda completa:
http://www.malba.org.ar/web/cine_ciclo