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Hay que vivir, morir, renacer y volver a la vida sin respirar. El estado de los zombis es sobrenatural, algo extraño a las posibilidades humanas en el mundo, un modo de ser irreal que revela un deseo de estar otra vez en la Tierra. El cine tiene un largo legado de historias de zombis, que vuelven para perturbar la vida de quienes tienen todavía un corazón que late. Pero nunca vuelven porque sí, son seres fantasmales que se hacen presentes para manifestar descontento, enojo, venganza o un dolor mezclado con resentimiento. Regresan porque tienen algo pendiente, necesitan demostrar los errores que se cometen en vida. De la muerte se vuelve porque hay algo importante que decir, algo que exige una intervención.

Les revenants es una serie francesa sobre zombis. La primera temporada duró ocho capítulos, cada uno con el título de uno de sus personajes, y la segunda está anunciada para este año. El encanto maravilloso de estos episodios es ver a zombis actuando con naturalidad en medio de la vida cotidiana. Acá no hay terror manifiesto, ni imágenes gore, ni mujeres acorraladas escapando a los gritos, hay un hecho fantástico utilizado para sacar a la superficie los comportamientos más intrincados de los seres humanos, sus miedos, sus modos de ser en sociedad, sus miserias, sus egoísmos, sus actitudes cotidianas, sus inconformismos y deseos insatisfechos. A la fascinación del planteo se suman los materiales empleados desde lo formal: textos medidos y cuidados escritos en parte por el escritor Emmanuel Carrère, autor de Limonov, El adversario y De vidas ajenas; la música sugestiva de la banda de post rock Mogwai y escenarios naturales ambientados en el pueblo francés Annecy, una pintoresca ciudad ubicada en la región de los Alpes que sirve como marco ideal de la historia.

En la serie aparece un grupo de personajes femeninos con características propias y personalidades fuertes, que son los que hacen avanzar la narración. Cada uno da cuenta de distintos modos posibles de ser mujer en la sociedad moderna. Camille es una adolescente que sufrió un accidente de micro y vuelve cuatro años después. Tiene una hermana gemela, Lena, que siguió creciendo y viviendo su vida. Camille regresa para buscar a su amor y para demostrarle a su hermana que se sintió decepcionada, traicionada y lastimada. Su madre es la única que la entiende y la quiere en forma incondicional, pero el resto de las personas alrededor la señalan y la juzgan, porque es distinta. El lugar de la madre se presenta como un refugio frente al hostigamiento externo. Julie sufrió un trauma tiempo antes y la vida la vuelve a poner a prueba ante la aparición de un niño. Ella demuestra generosidad y devoción total por él, a pesar de que ni siquiera sabe quién es. Lucy es la chica sexy, que tiene contacto con los muertos cuando tiene sexo con otros. Después va a ocupar el lugar de líder, de mujer que conduce a los demás hacia su destino, sin tener en cuenta obstáculos, juicios de valor o ideas que vengan desde cualquier otro lado que no sea su convicción y lealtad. Uno de los personajes más interesantes y atrapantes es el de Adèle: su figura es ambigua, llena de matices, de sentimientos contradictorios y pensamientos confusos, y a pesar de eso, o justamente por eso, logra ser creíble y verosímil. Adèle está entre la vida y la muerte, en esa línea difusa de conexión entre estar allá y acá. La pérdida de su gran amor le dejó una ineludible melancolía, pero su hija le da vitalidad y esperanza. Es un personaje que coquetea con la muerte, pero sabe que su lugar está en la vida.

Les revenants (Los fantasmas, pero también los regresados) habla de la muerte para hablar de lo complicado de las relaciones humanas de los que están vivos, y de la angustia que provoca saber que después de morirnos el mundo sigue.