Viernes, 16 de enero de 2015 | Hoy
MUESTRAS
La Casa Nacional del Bicentenario presenta Amor, una megaexposición que aborda desde distintas disciplinas y lenguajes el tópico de los corazones. En cruce con el arte, la filosofía, la publicidad y el cine, entre otrxs, hay obras de Fabiana Barreda, Adriana Lestido, Diana Aisenberg y Grete Stern, entre otras grandes artistas del acervo nacional que reflexionan sobre la flecha de Cupido.
Por Flor Monfort
A pocas semanas de que las vidrieras se pueblen de rojo pero ya no de Papá Noel sino de los ángeles desnudos, la Casa Nacional del Bicentenario se viste de todos los colores para ponerle el pecho al calor y el desafío al hombro: darle forma a una muestra extra large donde el amor cruce y sea cruzado por las diferentes capas de la experiencia humana. Imposible hacer un recorrido que abarque el material que se despliega en los tres pisos del edificio (fundado en 2010) pero sí un itinerario caprichoso por las capas de esta cebolla que plantea más preguntas que respuestas y deja rebotando en el aire la semilla de la duda, como bien arenga cualquier pensador/a que se precie de libre, cualquier artista que se permita volar sin paracaídas.
La exposición está organizada en el marco del programa Enamorar impulsado por el Plan Nacional Igualdad Cultural y para organizarla la Casa convocó a distintxs asesores/as: el doctor en Filosofía Darío Sztajnszrajber, el doctor en Teología Eduardo de la Serna, el historiador Javier Trímboli y la politóloga Violeta Rosemberg, entre otrxs, a partir de cuyo trabajo se realizó un guión conceptual que dividió las obras en tres ejes: Eros (el amor desde el deseo), Filia (amor por lxs otrxs, la familia y la comunidad) y Agape (por el amor desapegado, sin orillas). Liliana Piñeiro, directora ejecutiva de la Casa Nacional del Bicentenario, dijo a Las12: “Trabajamos en distintos niveles pero siempre con el mismo compromiso y ardor, que nos llevó a varias discusiones a lo largo del año que duró el proceso, donde se fueron cruzando lenguajes expositivos y lenguajes artísticos. Nos servimos de la literatura, del cine, de las artes visuales, de la publicidad, pero a la vez nos permitimos construir un relato, y difundimos el patrimonio cultural argentino, por eso hablamos del amor sostenidos en la investigación de nuestros artistas”, dice mientras muestra parte de una instalación, realizada en conjunto con el Correo Argentino, donde se invita al público a mandar postales de amor a la distancia. En planta baja, un espacio Pakapaka agita a lxs niñxs a tener su lugar y sentarse a ver algunas de las propuestas del canal. Piñeiro señala en plena inauguración la tapa de este suplemento que ilustra parte de la muestra, aquella de 2001 donde una fila de patitos es alterada por un conejo, autoría de Alejandro Ros, con el título “Adopción”. Junto a ella, una tapa del suplemento Soy sobre el primer niño legalmente inscripto en nuestro país como hijo de dos mujeres, a quienes sus dos mamás amamantaron en tándem.
El Eros, acomodado en el primer piso, es el deseo puro y duro. En él se dejan ser la fuerza de las ganas, el encuentro, la pasión y el sexo como aliado de lo amoroso. En esta clave distintas preguntas rebotan en las salas (e inspiraron el debate del grupo de esa recorrida): ¿el amor va de la mano del sexo? ¿la asociación directa con el matrimonio es tramposa o necesaria? ¿el amor es sufrimiento y espera o libertad y desapego? ¿existe el amor para siempre? ¿y por un día? ¿se puede amar a muchxs a la vez con la misma intensidad? También se trabajó con la iconografía del amor como recurso visual, con el corazón como elemento primordial pero también con otros: corazones de diversas procedencias, de distintas épocas y culturas, flechas, texturas sedosas, espacios rosados, la intimidad del cuarto propio y la aridez del ajeno. Y un recorrido por el proceso del amor vinculado al deseo: la seducción como espacio de la conquista, el enamoramiento como primer estado de vínculo y el matrimonio reconstruido... ¿por qué se asocian si muchas veces no van de la mano? Se recorre la legislación del país en materia matrimonial a través de textos (hechos con el asesoramiento de Marcelo Figueras) y las formas que fue tomando a lo largo del tiempo hasta llegar a la última reforma del Código que flexibiliza las rigideces de las uniones de otro tiempo y puebla de derechos a lxs concubinxs y compañerxs.
La obra de Fabiana Barreda sobre la mecánica del encuentro y esa reacción química de las pieles al fundirse en una videoinstalación futurista. El corazón partido de Nora Correas (1976) como un puño de nervios colorado y colgante que con elegancia se exhibe vulnerable. El devenir de la seducción desde el dandy a las pulperías, de la tertulia al cabeceo como mecánica del levante, en prolijo y didáctico cuento que data de época e imagen de archivo a una zona olvidada de los libros del colegio. Por allí retozan también la Coca Sarli, tras una cortina de terciopelo, la fotografía de Mónica van Asperen (Geometría, 2002) sobre la pareja bamboleándose en una estructura hecha de forros/globos y la publicidad como lenguaje a través del cual se manifiesta la moda de los cuerpos más o menos expuestos a través de las gráficas de cigarrillos (inolvidables Claudia Sánchez y Nono Pugliese en las de L&M de los sesenta). Las gráficas, ordenadas cronológicamente, se pueden mirar y llevar como souvenir porque para la Casa es fundamental la intervención del público y que el visitante se sienta interpelado. Imposible no sentirse provocada además por las bellas composiciones de la genial Grete Stern para la revista Idilio, que en los ’50 le ponía imagen a los sueños que las lectoras enviaban por carta. Manifiesto feminista de revolución del hogar, los electrodomésticos son monstruos que acallan a las mujeres.
Pero desde aquí y hasta el final el orden se pierde en la bruma de tanta información: es una pena que el documental de Las Casildas sobre la maternidad se pierda entre el magma amoroso. Allí distintos testimonios de mujeres dan cuenta de la soledad, la desazón y la falta de tribu (típica del estilo de vida actual) que asoman como consecuencia de la llegada del/la primer hijx. Los fanatismos y amores masivos también tienen su espacio expositivo: un mural donde lxs grandes ídolxs argentinxs se florean entre ellos, de Borges a Riki Maravilla, Eva y Las Abuelas y en prolijos cuadros montados en la única ocasión de verlos –y sentirlos– todxs juntxs. También un lugar para el amor a la patria, la voluntad de los héroes por pelear hasta el final y un criterio museográfico de mostrarlos de otra manera que la usual. Las naturalezas de Alejandra Fenocchio empapelan techos y paredes de una zona que es fiesta de los sentidos, gracias a sus cuadros, la sensualidad de una escultura en flor de Román Vitali con sus cuentas de mil colores y las sillas en círculo simulando una reunión de familia numerosa (pero sin la familia) en la obra de Horacio Zabala, La familia numerosa, de 2005.
Y mucho más... como todas las exhibiciones que produce la Casa Nacional del Bicentenario, Amor se acompaña de un programa de visitas guiadas para niños, jóvenes y público en general que involucra, además, los recorridos del programa Ronda Cultural.
Los horarios de visita son de martes a domingo,
y feriados de 15.00 a 21.00.
Hasta el 31 de mayo. Riobamba 985. Entrada libre.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.