Viernes, 17 de abril de 2015 | Hoy
ALBúMINA
“En su nuevo libro, Doodle Diary of a New Mom (en criollo, Diario ilustrado de una mamá primeriza), la artista escocesa Lucy Scott captura cada momento glorioso... de regurgitación y pezones lastimados, doloridos, con dibujos a dos colores que se rehúsan a pedir disculpas”, enuncia el sitio Buzzfeed de cara a un flamante trabajo –ya viralizado– que ciertamente no necesita justificarse. Finalmente, su única verdad es la realidad. “Realidad brutal”, endilgan algunos, y otros adicionan bonus descriptivo “Con ácido sentido del humor”. Porque, en efecto, la descarnada, sincera e hilarante obra de Scott no hace sino desmitificar la versión edulcorada del “milagro del nacimiento”, amén de evidenciar cómo “nada –ni siquiera investigación pre-bebé– prepara a las mujeres para la tremenda tarea de criar a una persona pequeña”, a decir de la breve sinopsis que acompaña cada ejemplar. Inspirándose entonces en su primer año de ardua labor maternal (su primogénita nació en 2012), la artista con sede en Edimburgo comparte un viaje personal, fácilmente trasladable a cualquiera que opta por embarcarse en símil faena, reconstruida a través de 120 ilustraciones con explicativas frasecitas de rigor.
Cofundadora de la firma de producción publicitaria Treehouse 24 –especializada en storyboards, visualizaciones, animaciones, etcétera–, Lucy ironiza sentencias del tipo “La maternidad no te cambia para nada”, bosquejándose con la misma joguineta que usó durante semanas, los ojitos enajenados, vómito sobre remera y pantalones, arañazos en el cuello –obra y gracia de las descontroladas uñitas de bebé–, entre variopintas cotidianidades. Cómo una espontánea salida a la calle demanda 45 minutos de preliminares, un cargamento de adminículos y habilidades de malabarista. Y luego: los viajes en coche donde el grito/llanto de la purreta deviene en grito(ahogado)/llanto de la mamá al volante; la épica del pañal explotado donde una cacona impresionante (de ciencia ficción, realmente) gana terreno, manchando por doquier; las pequeñas victorias, como –por ejemplo– hacer cualquier cosa (¡cualquier cosa!) con la criaturita afincada en la teta. En fin, observaciones que Scott sintetiza con su reversión de lo que debería mostrar una ecografía: la encantadora mocosa echada en toda su panchez con el dedito gestado haciendo un claro “fuck you”. Oh, la maternidad...
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