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Viernes, 23 de enero de 2004

REPLICA

no somos víctimas

Elena Reynaga es la presidenta de la Asociación Mujeres Meretrices Argentinas y desde ese lugar asegura que asumir el ejercicio de la prostitución, lejos de avergonzar, empodera a las mujeres. Lo hace en respuesta a una nota publicada en este suplemento el 19 de diciembre. La demanda, lejos de ser rara, es cada vez mayor.

Por Sonia Santoro

Dice que le molesta que las vean como víctimas. Que está hasta la coronilla del paternalismo; de frases del tipo “una chica tan linda como vos y haciendo esto”, saliendo de las bocas de quienes antes habían consumido su oferta sexual. Y que cuando una mujer reconoce que ejerce la prostitución más que sentirse avergonzada se empodera. Elena Reynaga, presidenta de la Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar) responde en esta nota por qué sus miembros eligen llamarse trabajadoras sexuales y agruparse en un sindicato.
Su postura se opone a la que Ammar Capital-Asociación –grupo escindido del sindicato que preside Reynaga–, planteaba en este suplemento semanas atrás: básicamente, que ejercer la prostitución no podía considerarse un trabajo porque no brindaba los beneficios básicos de cualquier actividad laboral y que hacer pública la condición de trabajadoras sexuales sólo servía para condenarlas ante la sociedad.
En la pequeña oficina que ocupa en la sede de la CTA desde 1995, Reynaga se plantea como representante de las 1700 miembros, distribuidas en 13 provincias con las que cuenta Ammar. Dice que ejerció la prostitución durante 25 años más por ignorancia que por hambre –porque no supo discernir lo que había detrás de la vida lujosa de algunas chicas que nunca tenían olor a cebolla en las manos–. Por eso se animó a hacer la escuela primaria estando en la organización, y la educación de “las compañeras” es una de sus prioridades. Dice que estudiar le dio poder. Y, como ahora sabe que lo tiene, pide la palabra.
–¿Por qué le molestó que se hablara acerca de llamarse o no trabajadoras sexuales?
Elena Reynaga: Lo que yo digo es que las que deciden cómo nos llamamos somos nosotras. Yo no quiero puntualizar mucho en la interna con esas compañeras. Nosotras respetamos la postura de esas compañeras, construimos desde la diversidad. Nosotras no fomentamos la prostitución ni le decimos a ninguna mujer que éste es un trabajo bárbaro, que se pare en la esquina, que la va a pasar bien. Lo que nosotras estamos diciendo es que mientras tanto tengamos el país digno que nos merecemos todos, estamos organizadas para mejorar la calidad de vida de las compañeras mayores de edad y que estén en este trabajo por consentimiento propio. Por eso no le podemos decir a una chica de menos de 18 años que es una trabajadora sexual, no, en eso no estamos, trabajamos en contra de la prostitución infantil.
–¿Cuál es la función del sindicato?
Estamos abocadas a trabajar en el tema de la salud, algo que venimos haciendo desde hace diez años, previniendo las enfermedades de transmisión sexual. Pero también estamos en la cuestión legal, en los derechos humanos de las compañeras. No es solamente estar acá (en la oficina). Las compañeras de Capital, por ejemplo, se fueron a Villa del Parque con algunos compañeros de la CTA porque el acoso que sufren las mujeres hoy en día con la policía es muy grande. Entonces también estar en esos momentos, no solamente llevarle un forrito y ya está todo. Hay que escuchar a cada compañera y ver la realidad y las necesidades de cada una.
–¿Desde cuándo son sindicato?
Somos sindicato de hecho, no de derecho. No tenemos la personería jurídica. En una asamblea hace dos años se definió si nosotras seguíamos siendo simplemente una ONG o dábamos el salto de empezar a pelear por ser un sindicato. Y por qué nosotras queremos ser un sindicato. Fijate que en este momento en la Legislatura Porteña están viendo de penalizar de nuevo el trabajo sexual. Ya está penalizado, hay una contravención, pero no tiene pena de arresto y ahora están hablando del arresto. Esto quiere decir que nosotras tenemos que volver a hacer un trabajo en la Legislatura, que no nos garantiza que podamos frenar eso. Si nos vuelven a arrestar vamos a volver a la época de los edictos policiales, más corrupción, más atropello.
–Cree que como sindicato tienen más poder.
Exactamente. Porque el Código Contravencional hoy está, pero si cambiamos de legislador, de intendente, lo vuelven a cambiar. En cambio, si tenés el reconocimiento del Ministerio de Trabajo, tenés las garantías, los derechos que tiene un trabajador. Porque nosotras no tenemos derecho a la vivienda, no tenemos derecho a un crédito, a una tarjeta, no tenemos esos derechos; como no los tienen muchos trabajadores tampoco, porque no los tiene el cartonero, los trabajadores desocupados, los vendedores ambulantes. En realidad la Constitución dice que tendríamos que tenerlos todos por igual. Así que nosotros queremos tener una cobertura médica como corresponde... tener derechos.

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