Viernes, 7 de agosto de 2015 | Hoy
MONDO FISHION
Por Victoria Lescano
Durante julio de 2015 y en la tienda de la firma Patagonia –Suipacha al 1100– transeúntes y habitúes de esa marca se encontraron con un curioso probador-contenedor de ropa usada y desgastada con diversos modelos de la firma fundada en 1973 por Yvon Chouinard. Así como la fábrica de California fue pionera en las prédicas ambientalistas aplicadas a la moda, el Worn Wear Room construido en madera cobijó las viejas y queridas prendas de los clientes, que al no poder ser reparadas iniciaron la ruta del reciclaje. Entre ellas hubo celebradas remeras y buzos con fibras térmicas que se adaptan al frío y al calor, pantalones de algodón orgánico y camperas multipropósito.
Al tiempo que celebra las historias implícitas entre las prendas y sus usuarios –la estrategia de trueque está direccionada a mantener la ropa en uso, mediante su reparación y reciclaje– la agencia Miracle que trazó la acción en Buenos Aires destacó que la premisas es “redescubrir la cultura de la ropa usada en nuestro país e incentivar un consumo más colaborativo, más social y más sustentable”. El modus operandi del probador de gastados para ser intercambiados indicó que quienes donaron sus prendas accedieron a llevarse otra apta para ser usada y que las prendas que se habían dañado por el uso fueron reparadas por los costureros ambientalistas para que luego pudieran ser usadas por otra persona.
El ardid recuerda a un capítulo de Los Simpson donde Marge descubre un traje Chanel y le da múltiples usos y morfologías y también a un encantador relato de Alfonsina Storni donde el narrador es la materia prima de un abrigo. Entre los relatos de los consumidores de Patagonia trascendió el de Verónica, de 27 años, quien vivió su infancia en la Antártida: “Pasaron 17 años de esa experiencia y aún sigo guardando en mi mente aquel uniforme, aquellos momentos al aire libre, jugando en la nieve, preparándonos para embarcar, y siempre acompañados de nuestra ropa, aquella campera Patagonia que nos identificaba como grupo y nos hacía sentir protegidos”.
Según manifestó el responsable de Marketing y Sustentabilidad de la marca, Cristóbal Costa: “La acción superó todas nuestras expectativas. A pesar de ser un concepto nuevo de responsabilidad social, mucha gente lo captó rápidamente. Las historias detrás de las prendas y los vínculos que se generan con ellas conectaron a las personas que se acercaron al Swap Day de un modo muy especial”. Advierten también que Patagonia volverá a disponer el probador a mediados de octubre de 2015 y que las prendas podrán ser intercambiadas en otra jornada, a comienzos de diciembre.
Otra modalidad de consumo que se aleja de la compra compulsiva remite a las “bibliotecas de ropa” que suman devotos en Europa. Situadas en Holanda, Alemania y España, las “Shop libraries”, funcionan bajo la modalidad de una cuota de membresía que permite sacar varias prendas al mes. Las cuotas van de los trece a los cincuenta euros y según sus ideólogas “promueve la idea de compartir rigiéndose por los valores de sostenibilidad, economía colaborativa y consumo responsable”.
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