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El miércoles 29 de julio presentamos el documental El Robo, en el que intentamos, junto con Carlos Asseph, director de la película, reflejar, a través de mi historia, la realidad política de los años setenta atravesada por cuatro generaciones integrantes de un proceso histórico y político que, en este caso, se dio en Latinoamérica a través del Plan Cóndor. Tardamos años en hacerla, por lo que a una le cuesta en lo personal, porque son historias dolorosas para los que fuimos víctimas de este plan genocida, pero también hay otro aspecto: saber mantener los hilos de continuidad vivos. Y la mejor manera es contando y actuando contra la impunidad de ayer y de hoy.

Ya más adulta, quise dar mi versión de toda la experiencia vivida y condensada en estos años que pasé desde mi restitución, donde pasaron los años ochenta, la hiperinflación, el menemismo, los indultos, las privatizaciones, la caída de (Fernando) De la Rúa, la crisis del 2001, etc. La película hizo que yo hiciera una lectura política y personal de la realidad. Y con ello las consecuencias de la dictadura y la impunidad vigentes en los sucesivos gobiernos.

Hace muchos años que decidí que mi lugar es junto a los trabajadores y pelear por que no se quebraran esos hilos de continuidad que quisieron romper entre las generaciones de mis padres y la mía. Y esta historia triste transformarla en una historia de militancia. Mi conciencia dio saltos en pasar de ser una luchadora por los derechos humanos, desde los nueve años del brazo de mi abuela, a entender que tenía que dar un salto hacia una militancia más política, de la mano de la clase obrera. Y pasó la lucha de las obreras de Brukman, Zanon, Jabón Federal y también Julio López, Luciano Arruga, después vinieron las luchas de los obreros de Kraft, Donnelley, Lear. El documental expresa que la lucha por los derechos humanos queda incompleta si no acompañamos ese salto de conciencia en los trabajadores.

Se ven las imágenes de mi madre luchando por una sociedad sin explotación y opresión, la lucha de mis abuelas buscando a sus hijxs, a los 30.000 y a sus nietxs y la vida de mi hija Valentina en este recorrido de cuatro generaciones marcadas por la dictadura.

Las mujeres en mi vida han marcado camino: mi mamá, mis abuelas, mi maestra de primer grado que denunció en plena dictadura mi apropiación, la compañera de celda de mi mamá en Banfield denunciando mi nacimiento, la madre de Plaza de Mayo Mirta Baravalle acompañándome en el recorrido de toda mi vida.

Ahora me toca dar otro salto que es mi militancia política como candidata, junto a Myriam Bregman y Nicolás del Caño, en una lista con el 70 por ciento de mujeres en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con a una nueva generación de trabajadores, jóvenes y mujeres que asumen la tarea de hacer política. Esta es mi elección de vida y eso es lo que intenté reflejar en el documental.

* Nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo y precandidata a diputada por el Frente de Izquierda en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.