Viernes, 8 de abril de 2005 | Hoy
CONSEJITOS DE MARU BON BON
¡Hola, amiguetes! ¿Cómo están, preciosuras de toda laya? ¿Habéis saciado vuestra curiosidad sobre los pormenores de la muerte del hombre del siglo? ¿O acaso me diréis que hubierais preferido participar del momento en que se comprueba –se palpa, bah– que el hombre era tal y no la papisa Juana? ¡Ay, mis queridísimos/as/es mironas/es, habiendo tanto paisaje en derredor os quedas prendidos de la tele! Y ya que estamos usando este lenguaje tan engalanado por la pompa (¿pompis?) que nos rodeó estos días ¿por qué no ahondar en lo que da de sí la cortesía a la hora de hacer feliz a el/la/s compañero/a/s de aventuras?
1. Use las mentiritas estratégicamente: No digo que no, digo que con cuidado. Además, mis adorables, la verdad es taan relativa que no sé a cuento de qué se le rinde tanto culto. Pero sí es verdad que no debe Ud. quedar al descubierto de manera poco elegante. Es decir, mienta con galantería para sonrojar de orgullo las mejillas de su amante, dígale a él cuánta ropa podría lavarse en la tablita de sus abdominales y a ella qué fácil es perderse en la abundancia de su frente ¡pero nunca, pero nunca nunca se presente Ud como un/a efebo/gacela si la fisonomía de Ud. está más cerca de otras jaulas!
2. Compórtese de acuerdo a las circunstancias: O sea. Si va Ud. a participar de un entrevero tupido, si va Ud. dispuesta/o/s a deshacerse de su ropa antes que de sus complejos ¿por qué no dejarla toda –la ropa, digo– en el mismo lugar? ¿Cómo cree que se verá después, agachado/a, gateando, en busca de su bombachita/calzón/calzoncillo? Mal, definitivamente. Del mismo modo, estimadísimos/as, cuídense de dejar los vasos de vidrio en alto, o al menos lejos del piso, recuerde que los zapatos son lo primero que se abandona cuando uno/a va al encuentro de la alegría.
3. ¡Ubíquese!: No, no, no. Una vez comenzada la acción olvídese de los chistes que le contaron en la semana y no diga a qué se parece el sexo de su acompañante, por mucha gracia que le cause a Ud. tenga en cuenta que puede estar desconcentrando a alguien más. Y es que estamos hablando de buenas fiestas y no de cualquier cosa.
4. Ahora sí, enfrente las dificultades con humor: Muchachos, amigos, este consejo es directamente para Uds.: ¿Qué es eso de andar inventando excusas que nadie les cree? Asuman sus debilidades que nos. también las tenemos, y muchas, en distintos lugares, eso sí. ¿Que no logra consistencia? Ya lo decía mi abuela, avance con la lengua, o con cualquier cosita que tenga a mano, sepa que Ud. no es el único protagonista de la velada y en lugar de quedarse a llorar por la leche derramada –o imposible de derramar– deje que otros/as se explayen a gusto. En la generosidad está la clave de una buena amistad.
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