Tal parece que en la revista Para Ti pensaron que para la sección modas, nada más gracioso e inocente –con liviano barniz sexy– que jugar a las policías y a las ladronas. Naturalmente, tratándose de exhibición de pilchas al uso, las jugadoras son chicas jóvenes, bonitas y flacas. Pero no todas llevan tops o musculosas y jeans de tiro bajo que dejan asomar los calzones: en este juego un tanto siniestro para los tiempos que vivimos –y que hemos vivido, claro–, las policías están vestidas, disfrazadas digamos, con el uniforme de la Bonaerense (camisa celeste, corbata azul, gorra con el escudo argentino, lentes ahumados tipo Ray-Ban, la pistola fuera de campo). Con los labios pintados y gestito ligeramente autoritario, la chica policía abre la sección de frente march, en primer plano, llevando un par de esposas en la mano. A la derecha, otras dos chicas de espaldas tienen las manos sobre su cabeza: han sido detenidas por la representante de la ley y el orden. ¿Carola y Virginia permanecen en esa posición en averiguación de antecedentes? ¿Habrán sido sorprendidas en alguna actitud sospechosa? De lo único que nos enteramos, dos páginas más adelante, es que a Carola –que ha cambiado el top blanco por una insinuante musculosa azul– le ha caído encima todo el peso de la ley, “pues está esposada y mira desafiante a cámara, como Carmen después de ser detenida por Don José en la ópera de Merimée”. Con la diferencia de que a Carola se la lleva presa la misma policía de la apertura, que ahora luce igual uniforme pero con pollerita de jean. Por cierto, no se trata desde esta columnita de abogar por la censura sino simplemente dejar planteada la indignación frente a la trivialización de temas y situaciones tan ligados a la corrupción y a la violencia. Sí, lo sabemos desde hace veintipico de años: los de Atlántida son derechos y humanos, además de tan zafados para hacer chistes. ¿En el próximo número de Para Ti podría aparecer quizás otra chica policía blandiendo una picana frente a una modelo en traje de baño último modelo?