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Viernes, 25 de mayo de 2007

CLASIFICADOS

Una médica ahí

 Por Roxana Sandá

Mónica Díaz Masa Ziade de Porcel es médica de guardia del Hospital Luis Carlos Lagomaggiore, de Mendoza. A diario trabaja sometida a insultos, amenazas y, en ocasiones, a golpes. Explica que muchos de sus pacientes llegan por (mala) derivación de otros servicios públicos, donde no les resuelven problemas simples. Se acude a las guardias sin patologías urgentes. “Entonces, las guardias se ven colapsadas cuando llegan pacientes críticos, heridos de armas de distinto tipo, accidentados. Los médicos debemos priorizar las verdaderas urgencias y esto genera demoras en la atención, lo cual muchas veces, últimamente, culmina en agresiones”, relata en una carta de lectores al diario mendocino Uno. Y expone, a lo largo del texto, la situación que padecen médicos y médicas argentinos de los hospitales públicos, cuando exige que los centros de salud, a los que les corresponde la atención primaria, no actúen como “meros derivadores”; que sólo se desembaracen de las urgencias que no pueden resolver o de las emergencias. En coincidencia, la médica pide en su provincia lo que los principales candidatos a jefe de Gobierno porteño vienen prometiendo desde el inicio de sus campañas —y se verá si la patria sindical dará su venia a “la osadía”—, de ampliar los horarios de atención en consultorios externos de los hospitales a la tarde. Y, con indecible delicadeza, esta mujer acostumbrada a campear la desazón, el miedo, la desesperación, las exigencias y la agresión impotente de los pacientes, pobres estructurales, excluidos sociales que tienen por todo recurso de amparo sanitario la red de hospitales públicos, sugiere “que seamos mejor remunerados, pues debemos trabajar en muchos lugares para reunir el dinero necesario para cubrir nuestras necesidades materiales básicas”. Por cierto que en pos de completar un sueldo que las dignifique, las médicas argentinas se desempeñan en al menos dos clínicas privadas, percibiendo pagas lastimosas en muchos casos, si se tiene en cuenta que la remuneración por hora médica de guardia (Utim) se estima entre los 12,5 y 20 pesos en el mejor de los casos. Es pan de todos los días encontrar avisos clasificados en los que se solicitan médicas/os para guardias de 24 horas en clínicas, bajo pagas de 460 pesos, de lunes a viernes. No es descabellado sostener entonces que todas las profesionales del área están flexibilizadas en medio de una crisis difícil de remontar. Para millones de argentinos y argentinas el acceso a la salud significa un peregrinaje entre las salas de espera de los centros sanitarios y los hospitales. Para las médicas que atienden esas demandas, sentar las bases de un plan que recupere su calidad de vida como profesionales implica un camino a largo plazo, poniendo el propio cuerpo como escudo contra la discriminación laboral y los contratos basura.

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