Susan Sontag
Al mismo tiempo
Editorial Mondadori
237 páginas

Trabajaba pensando en la posteridad, y mucho más en el tiempo presente. Por eso no es de extrañar que ahora y en los años que vengan sin ella continúen apareciendo sus nuevos libros. Para la posteridad seguramente se rescatarán sus diarios, borradores de ensayos y ficciones truncas, como anuncia su hijo en un prólogo a modo de elegía.

Como punto de partida, este ejemplar compila los últimos trabajos que Sontag editó personalmente; prólogos para diversos libros, artículos para medios gráficos, conferencias en ocasión de recibir algún premio. Sus palabras no suenan como un legado ni dramáticas últimas palabras, sino como la continuación coherente de un hilo de voz que se opone a las atrocidades del presidente Bush, a callar sobre el dolor que seres humanos infligen a otros respaldados por determinaciones administrativas. Reflexiona sobre arte y literatura negándose a eludir cualquier relación con la cuestión política. Mirada francesa, que cita tanto a Barthes y reflexiona sobre la fotografía y la admiración, entre otros textos, mientras articula su discurso con espíritu norteamericano y vuelo pragmático, fervor por su propio país.

Divididos en tres grupos, los trabajos rondan las mismas preocupaciones que hizo públicas en los últimos tiempos, así como los registros variados con los que las fue planteando. Entre las primeras se destaca su reflexión sobre la belleza y el rescate de la novela Artemisia de Anna Banti, excusa u ocasión para analizar la escritura femenina sobre lo femenino. El segundo grupo va directamente dedicado a las atrocidades de la guerra sin fin que plantea el gobierno norteamericano. La última selección presenta sus posiciones frente al rol y a la capacidad del escritor para cambiar el mundo.

Sontag no afirma su confianza en la capacidad salvadora de los escritores. Aun así, leyendo estos trabajos podría decirse que todo lo que escribe lo escribe como si confiara.