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Cada año prepararse para el Encuentro Nacional de Mujeres trae consigo emoción, estrés y enormes expectativas. Implica viajar a tres días y dos noches de espacio conquistado, de sabernos fuertes, de mirarnos, de escucharnos, de reconocernos muy distintas y tan parecidas. Somos cada una, un color distinto e igual de necesario de la paleta, un sonido acorde a otro sonido y la música es compañera.

Sin dejar al acostado la enorme batalla política que existe en su interior y que nos ubica cada año frente a nuevos desafíos, como movimiento vivo. Este año llegamos todas con una verdad común, con una batalla ganada en mano. Todas fuimos parte del 3 de junio. Día histórico en el que logramos que la sociedad en su conjunto se sacuda por “Ni una menos” realidad denunciada y anunciada por todas las que nos encontramos este fin de semana largo de octubre. Ahora es distinto, ahora se escuchó nuestro grito: “El machismo mata” y mata todos los días y para que esto acabe hacen falta decisiones. Tendrán que devenir profundos cambios culturales para que otra realidad sea posible donde ser mujer no implique riesgos. La violencia patriarcal se expresa en múltiples sentidos, muchos de ellos naturalizados e invisibles, en el encuentro corremos el velo y nuestros cuerpos son más nuestros, nuestro deseo se respeta y nuestro proyecto es ir por más.

Muchas somos las mujeres, que sufrimos el revés de la justicia por denunciar que nuestrxs hijxs fueron víctimas de abuso sexual. Se nos tilda de locas, se nos acusa de mentirosas y se paga incluso con reversiones de tenencias. Dejando a lxs niñxs muchas veces en manos de sus agresores. Esta es una problemática que el movimiento de mujeres debe tratar y acompañar. Es solo con la potencia y el abrazo colectivo que podremos avanzar en medidas concretas en lograr que se trate este tema en profundidad y con perspectiva de género, que sea agenda del senado, en los juzgados, en las escuelas, en la facultad de psicología y de derecho. Que quienes son reconocidos por la ley como sujetos de derecho sean tenidos en cuenta, cuidadxs y respetadoxs integralmente en todos los ámbitos. Solo así podremos ayudar a la reparación de quienes fueran ultrajados por los hijos pródigos del patriarcado.

Allí estaremos poniendo en nuestra boca la voz de nuestros hijxs y la propia. Llevaremos nuestro material, nuestro taller para socializar herramientas de intervención y construiremos redes cada vez más grandes y fuertes.

Seremos parte.

*Integrante de Mundanas Agrupación de Mujeres.