Viernes, 11 de diciembre de 2009 | Hoy
Por Gerardo Torres Villar (*)
Reducir el acto de alimentar al cachorro humano a su carácter biológico equivaldría a anular el salto humanizante que nos diferencia del campo de lo animal. Entender, por otra parte, que el deber de impulsar el desarrollo social que le compete al Estado se restringe a proferir una prédica de vocación evangelizante, supone arrojar a la orfandad pública a todo aquel que no se reconozca (o no pueda, o no desee reconocerse) como sujeto de ese discurso.
No obstante, la gestión PRO logra conciliar ambos gestos a través de su exaltación sexista, normalizante y moralizante de la “buena madre y la buena lactancia”. Porque si la campaña del macrismo mueve a indignación y escándalo, no es sólo por su burda y pobre interpretación de la ligazón amorosa que se establece entre un/a “recién llegado/a” y quien encarna allí la función materna, sino también por el abandono criminal de tanta/os niña/os que recorren a su suerte y en completo desamparo una Buenos Aires forrada de carteles amarillos que no son siquiera capaces de disimular el cinismo al declarar “Prioridad 1: los niños”.
(*) Psicoanalista y maestrando en Educación
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.