FúTBOL › 0-0 CON CENTRAL EN ROSARIO
Newell’s estuvo más cerca de quedarse con el clásico
Fue la 66a igualdad en la historia del enfrentamiento entre canallas y leprosos, pero al final los de Gallego tuvieron un par de oportunidades desaprovechadas para ganarlo. Con varios lesionados, Central celebró más el resultado final.
Por Alejo Diz
Desde Rosario
Había casi 40 mil hinchas en el Gigante de Arroyito. Todos ellos habían asegurado su ubicación el viernes, porque ya el sábado no había localidades disponibles. Central sufría por la ausencia de seis titulares (los lesionados Castellano, Rivarola, Herrón, Barros Schelotto, y los suspendidos Carbonari y Messera), mientras que Newell’s ostentaba la habilidad de Patiño y el botín goleador de Vásquez. Y a las 15 ya no había albergue ni para un alcanzapelotas. Pero eso fue lo mejor que dejó el clásico rosarino. Porque el resto es historia conocida: el de ayer fue el 66º empate entre canallas y leprosos en 148 encuentros. Aunque vale hacer una salvedad: los dos tuvieron situaciones de gol para burlar las estadísticas. Y Newell’s dejó pasar, en los pies de Silvani, la oportunidad de hacerse del encuentro soñado: ganar de visitante, sin merecerlo y con un tanto al límite del cronómetro.
La realidad deportiva de Central y Newell’s está muy lejos de la dimensión futbolística que se ufanan aquellos equipos que pelean por el título. Alcanza con echar una mirada en la tabla de posiciones. Pero cuando se enfrentan Central y Newell’s no hay, por suerte, realidad numérica que persuada a los hinchas. Al menos hasta el minuto 91, allí donde el árbitro dice basta.
Y el pitazo final sonó a sentencia. Porque tuvo a los equipos contrariados ante su gente. No hubo festejos ni derrotados. Ni siquiera un gol. Es que se repartieron todo: el primer tiempo para Central, el segundo para Newell’s; jugó un rato Pablo Sánchez y en el otro Jairo Patiño; cada equipo tuvo su tiro en el palo y al final los dos entrenadores le guiñaron el ojo al empate sin rubor.
En el primer tiempo Central sorprendió. Porque con un equipo de emergencia lo sometió a su rival a quedarse en su campo y obligó a Palos a saltar con manos arriba de un lado al otro para descolgar los centros que Bermúdez seguía con los ojos. Pero al llegar a la media hora de juego, ya cuando el uno visitante le había sacado un cabezazo a Irace y Sánchez estrelló la pelota en el travesaño, los auriazules empezaron a conformarse con el empate. Y aquella sensación se hizo convicción cuando al minuto del complemento Patiño definió por arriba un mano a mano con Gaona.
En el complemento, Newell’s salió adelante casi por vergüenza. Es que el equipo de Gallego no le daba oposición a un rival disminuido por factores externos (el tema de los lesionados y suspendidos) y que en el aspecto físico arrastraba el rigor del roce internacional. Con un Central más sereno a partir del cansancio de Sánchez, Patiño se animó a tomar protagonismo.
Allí fue cuando la visita lo tuvo en los pies de Zapata. Pero el ex Estudiantes, a un metro del gol, la tiró afuera. Y Silvani contó con dos claras: la primera pegó en el palo, la segunda encontró el alambrado. Ese arresto final sirvió sólo para ahuyentar los rumores que hablan de pacto entre las partes. Y mientras los hinchas dejaban el estadio en silencio, Russo y Gallego no le negaban la sonrisa a nadie.