Lunes, 28 de septiembre de 2009 | Hoy
FúTBOL › EL ENTRENADOR VIVE LOS PARTIDOS CON INTENSIDAD Y EXAGERA EN LOS ELOGIOS Y LAS CRíTICAS
Chicaneando a Caruso Lombardi, Gallego comparó a su equipo con el Barcelona después de patalear en la cancha porque los suyos no liquidaban a un rival desarticulado. ¿Qué cambió desde aquella tarde del debut y la goleada por 5 a 1 contra Lanús?
Por Juan José Panno
Américo Gallego dirigió por primera vez a Independiente en esta nueva etapa, el 5 de abril, en la octava fecha del Campeonato Apertura, contra Lanús. Fue una derrota contundente 5-1 que el entrenador no se tomó con soda, precisamente. Después de pasarse toda la tarde haciendo gestos de fastidio por lo que iba ocurriendo en la cancha, formuló durísimas declaraciones para Fútbol de Primera, un programa que en esos tiempos tenía mucho rating. Gallego mandó debajo de un camión a casi todos los jugadores e inició una relación muy conflictiva. Varios integrantes del plantel quedaron aplastados bajo las ruedas del camión; otros, los menos, entraron en terapia intensiva y volvieron.
En el equipo que entró a jugar ayer el clásico de Avellaneda había sólo tres sobrevivientes de aquella flojísima actuación en Lanús: Mareque, Mancuello y Gandín. Los tres, por diferentes razones, atrajeron la atención general. Gandín, por los dos goles; Mareque, porque jugó bastante bien y le hicieron un penal, y Mancuello, porque fue uno de los principales destinatarios del show de gestos que montó el director técnico en el primer tiempo, cuando sus jugadores se mostraban incapaces para rematar al bamboleante rival. En el fondo, todo está como era entonces y el Tolo no se conforma fácilmente.
Los números marcan notables diferencias. En el campeonato anterior, desde que asumió Gallego y hasta el final, Independiente perdió mucho más de lo que ganó y empató: 12 jugados, 3 ganados, 2 igualados, 7 perdidos y un promedio de puntos exiguo: 22 por ciento. En lo que va de este torneo, en cambio, Independiente ganó 3, empató 1 y perdió 2, lo que significa un 55 por ciento de los puntos. No es una maravilla, pero al menos está séptimo, a 6 puntos del líder (en el torneo anterior había compartido con Newell’s el decimoquinto lugar, a 19 puntos de Vélez).
Más allá de lo que cantan los números, los hinchas cantan por la victoria en el clásico y el Tolo sólo parece cantar canciones de protesta. En los 45 minutos iniciales, y especialmente después de que su equipo se pusiera 2-0, se la pasó pataleando porque los jugadores no abrían la cancha y no aprovechaban las enormes ventajas que daba Racing con su línea de tres desordenada e impotente. El equipo ganaba 2-0 y el Tolo no paraba de reclamar, como esos padres que frente a la alegría de su hijo con un 9 en el boletín de calificaciones preguntan: “Nueve... ¿y por qué no diez?”.
Después del espadeo verbal con Caruso Lombardi en la previa, Gallego aspiraba a clavar una goleada. Se le pudo haber dado en el primer tiempo, pero sus jugadores desperdiciaron algunas llegadas claras y otras jugadas de contraataque que se frustraron en el penúltimo pase, con el rival entregado, y de ahí la bronca. Gallego había desafiado a su colega a que cumpliera con la amenaza de jugar con tres en el fondo y ahí ganó la mitad de la pulseada, porque Caruso Lombardi cumplió su palabra y ahí estuvo una de las claves de la victoria de los rojos, ya que el trío Aveldaño-Cáceres-Martínez nunca pudo acomodarse bien.
En los vestuarios, al final, Gallego elogió a su equipo, mientras Caruso Lombardi se subía al camión de arrollar jugadores.
Estadio: Racing.
Arbitro: Saúl Laverni.
Goles: 3m y 28m, Gandín (I), el segundo de penal; 49m, Ledesma (R).
Cambios: 46m, Falcón (5) por Lucero (R); 58m, Pusineri (5) por Mancuello (I); 65m, Steinert por Castromán (R) y Velázquez por Grazzini (I); 82m, Gómez por Silvera (I) y 87m, Núñez por Busse (I).
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