El clásico tuvo todos los condimentos. Una previa con declaraciones explosivas y lamentos de ambas partes para intentar condicionar el arbitraje de Diego Ceballos –que, dicho sea de paso, tuvo una buena tarde–, el Nuevo Gasómetro prácticamente lleno, incluso a pesar de que no había demasiado en juego, más que los puntos que separan a ambos equipos en la lucha por mantener la categoría, y en ese contexto de fiesta, un partido que no decepcionó, que se jugó con ganas y que terminó en una ajustada victoria de San Lorenzo, con goles de Bianchi Arce y Alan Ruiz –la figura–, para dar vuelta un marcador que había abierto Independiente con un tiro libre espectacular de Osmar Ferreyra. El final del clásico fue vibrante y se jugó con pierna fuerte, por lo que ambos conjuntos terminaron con diez hombres en la cancha.

Los hinchas calentaron el clásico. Los de San Lorenzo les recordaban a los de Independiente la seria posibilidad que tienen de descender la próxima temporada, y éstos a su vez recordaban la caída en desgracia de los de Boedo, que en 1982 debieron jugar en la B Nacional. También hubo silbidos para el DT del Rojo, Gallego, que se había quejado en la semana por los arbitrajes que, a su entender, favorecían al equipo de Antonio Pizzi.

Ese clima se metió en la cancha y el partido arrancó con todo. Independiente parecía bien dispuesto para ganar los tres puntos. En los primeros minutos, Fredes llegó a estar dos veces mano a mano con Migliore, pero no resolvió bien. Sin embargo, de tiro libre, Ferreyra consiguió abrir el marcador a los 7 minutos. A partir de ahí, Independiente bajó un cambio y retrocedió unos metros, situación que San Lorenzo, que por entonces sólo encontraba la vía de los centros de Buffarini para inquietar a Navarro, aprovechó para adelantarse y jugar más cerca del área del Rojo. En jugada de tiro de esquina, Bordagaray mandó el centro que cabecearon tres jugadores locales: Alvarado (pegó en el travesaño), Stracqualursi (que unos minutos antes había sacado un zurdazo por arriba del travesaño) y Bianchi Arce, quien terminó marcando la igualdad y que cambió el partido. San Lorenzo mejoró notablemente con Ruiz, Buffarini y Mercier.

Gallego, por discutir hasta el hartazgo con el cuarto árbitro, Gastón Meineri, terminó expulsado. Y, desde entonces, San Lorenzo estuvo siempre un escalón por arriba, aunque recién consiguió plasmar esa diferencia en el arranque del complementario, con un zurdazo de Ruiz, quien la clavó en el ángulo pese al manotazo de Navarro. Entonces sí: Independiente se la jugó a todo o nada. El ingreso de Benítez por Battión le dio más profundidad, pero el gol no llegaba: Farías no agarraba una; Villafáñez era pura voluntad, pero pocas ideas; y Fredes parecía empecinado en jugar solo. El final fue a puro vértigo y patadas: por eso Prósperi y Velázquez se fueron expulsados.

Hubo festejo en el Bajo Flores para la tercera victoria al hilo desde la llegada de Pizzi.