A los 22 años, Mauro Giallombardo es dueño de una carrera vertiginosa en el Turismo Carretera. Hasta este fin de semana sólo tenía un triunfo en la categoría más popular del automovilismo argentino (unas 40 mil personas se reunieron en el autódromo Roberto Mouras de La Plata para ver el cierre del torneo 2012), un año atrás, en Balcarce, en la trágica jornada en la que murió Guido Falaschi. Ayer consiguió su segundo triunfo y, por añadidura, el título de campeón, el primero de Ford en tres años.

“Le dedico este triunfo a Guido, a quien me costó ganarle en la pista y hoy corrió conmigo, así que le agradezco de corazón. Ese día gané la carrera más triste que me tocó vivir.”

La de ayer fue, en cambio, la más dulce. Estaba obligado a ganar, para cumplir con el requisito de la victoria imprescindible para consagrarse, y fue el más veloz durante todo el fin de semana, desde la clasificación del viernes (cuando sacó 7 décimas de ventaja) a ayer, cuando ganó de punta a punta tanto la serie como la final.

“No lo puedo creer, no caigo todavía, porque lo luché mucho y se me había complicado. En la última vuelta me asusté un poco, me agarraron todas las dudas de un pibe de 22 años peleando contra monstruos del automovilismo nacional como Ortelli o Silva”, reconoció. “La última vuelta fue un verdadero suplicio. Pero lo aguanté bien.”

Giallombardo admitió que las facilidades reglamentarias –más cilindrada y menos peso– que favorecieron a los Ford en la última parte del año influyeron en su consagración. “Sin el cambio en el reglamento no sé si hubiera sido campeón –reconoció–. Lo que sí sé es que hoy lo soy y que eso me hace feliz. No tengo respuestas para otra cosa”, señaló.

El piloto de Bernal subió todos los peldaños en la escalera del Turismo Carretera: había sido campeón del TC Mouras en 2008, del TC Pista en 2010 y ahora se consagró en el TC, en su segunda temporada en la categoría.

“Soy el primer campeón que dio todos los pasos en el TC desde las inferiores”, subrayó Giallombardo, que se benefició del escenario: normalmente los torneos del TC se cierran en el autódromo de Buenos Aires, un circuito que el flamante campeón confiesa le cae mal; en cambio, en el Mouras de La Plata ganó –con la de ayer– 13 de las 18 carreras que disputó. “Es más el living que el patio de mi casa”, bromea.

“Mauro corrió con la presión de no haber sido nunca campeón, y es mucho para un nene de 22 años –lo elogió el múltiple campeón Guillermo Ortelli–. Tiene merecido el título. El campeonato lo ganó él, no fue por el cambio de reglamento. Si no, desde esa modificación hubieran ganado todos los Ford, y eso no sucedió”, afirmó el piloto de Chevrolet, que habría sido campeón en caso de haber superado al Ford en la vuelta final. Curioso, porque el campeón mismo admitió que los cambios pudieron tener su cuota de responsabilidad.