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Lunes, 24 de marzo de 2003

FúTBOL › VELEZ SE APROVECHO DE INDEPENDIENTE Y LO DERROTÓ 3-1

Un soso Rojo

El equipo de Gallego jugó mal, volvió a perder en el regreso a su cancha tras la
suspensión de dos fechas y está penúltimo en el Clausura. Los de Liniers fueron superiores y lo definieron rápido con dos goles de Nanni. Insúa descontó de penal, pero en la
jugada siguiente Bardaro, la gran figura del partido, sentenció el resultado. Además echaron a Silvera.

 Por Ariel Greco

Independiente volvía a su casa, y después de dos fechas de suspensión, la posibilidad de retornar a su estadio era el aliciente que buscaban sus jugadores y el entrenador para salir del pozo. Claro que la ocasión para levantar no era la más sencilla. El visitante era Vélez, que hace 14 años que no pierde en Avellaneda y además llegaba entremezclado entre los líderes, con un equipo de pibes que interpreta a la perfección lo que pretende su técnico. Y la realidad dejó en claro el momento por el que atraviesan ambos equipos. El 3-1 que se llevó el conjunto de Carlos Ischia resultó justo y lógico, porque Vélez supo golpear en los momentos claves y después manejó el desarrollo con inteligencia. En cambio, Independiente fue un equipo impotente, sin ideas y que ni siquiera logró emparejar el trámite con sacrificio.
Lo de Vélez fue practicidad pura. Atrás plantó una defensa bien sólida, con Fuentes como patrón en el área. A eso le agregó un mediocampo muy combativo, que se desdobló en todo momento para colaborar con los zagueros. Para crear le dio libertad a Gracián, que le ganó la espalda a Castagno Suárez y desde allí manejó el juego. Y lo más importante lo mostró arriba, con una fórmula que resultó implacable. Por afuera, casi siempre por la derecha, apareció Bardaro, que con su velocidad se hizo una fiesta ante la lentitud de Federico Domínguez, responsable directo de los dos primeros goles. Para capitalizar todo lo que generaba Bardaro, la presencia de Nanni resultó letal. Pecho y latigazo de derecha para resolver en el primer tanto y un cabezazo medido para concretar el segundo. Así de sencillo. Así de eficaz.
Si para Independiente resultaba complicado el compromiso desde el vamos, encontrarse dos goles abajo a los quince minutos fue demoledor. Sin reacción en la mitad, apenas la entrega de Milito y las ganas de Insúa se salvaron de la debacle. El otro que intentó algo diferente fue Ríos, pero sus imprecisiones y el abuso en el traslado lo terminaron condenando ante la platea, que no le perdonó ni una. El resto fue una imagen calcada de lo que exhibió el conjunto de Gallego en lo que va del Clausura: jugadores que van a media velocidad y vuelven al trote mirando las espaldas de sus rivales; futbolistas que no ganan ni una pelota dividida y que reaccionan un segundo después que sus adversarios. De esa manera es muy difícil la recuperación.
Las modificaciones que intentó Gallego amagaron con mejorar la situación. Además llegó al descuento con un penal innecesario de Pellegrino a Pusineri. Sin embargo, la levantada fue un espejismo, ya que Bardaro le devolvió la tranquilidad a su equipo en la jugada siguiente. Y a pesar de no tener tanto la pelota, Vélez siguió controlando los tiempos del partido. Es verdad que no generó demasiado peligro de contragolpe, pero tampoco Sessa pasó sofocones. Por eso, entre la inoperancia de uno y la conformidad del otro, el 3-1 se selló mucho antes del último pitazo de Brazenas.

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Federico Dominguez detiene con infraccion a gracian. El defensor de independiente jugo muy mal.
 
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