FúTBOL › OPINION
Le metió el puntito
Por Pablo Vignone
Lo que parecía había terminado como una mueca amarga de la suerte, como en el tango, devengó en un carnaval de cargadas encontradas. Los de Boca se rieron de los de River cuando a José María Buljubasich se le piantó un lagrimón junto con la pelota que selló no sólo el empate de River sino la caída de una racha victoriosa que quería contar diez, y que de haberlo hecho, a la larga podría haber sido una cuenta de nocaut.
Pero los de River festejaron como locos los goles de Cubero y Sena, no sólo por lo que significaban –la derrota lisa y llana del equipo de Bianchi y su consecuente caída de la punta– sino también por lo que posibilitan. Cuando el sentido de giro de la burla da un vuelco inesperado, los verdugos disfrutan con mayor perversión...
En eso se había transformado el Clausura ayer, en un pase de facturas. A Boca le están alcanzando la cuenta no sólo los hinchas de River, sino la cabalgata de partidos que cansan a los jugadores y les quitan la voluntad de jugar, dejándolos inapetentes de fútbol. Pasó con el Paysandú, volvió a suceder ayer ante Vélez.
Aunque su suerte parezca distinta, River sufre como Boca la repetición especular de sus panoramas inmediatos de cabotaje e internacional. Ahora goza con la ventaja mínima, ese puntito que sabía a despreciable tras el pitazo final de Claudio Martín y que, con la caída de Boca supo a manjar. Esa ventaja mínima es la misma que lleva sobre el Corinthians, y como tal suena frágil, carente de solidez. Habrá que remacharla con fútbol, acá y allá; no sólo para continuar aspirando, sino para evitar contagios. Por más rotación que se emplee, dos equipos de una misma divisa nunca son compartimientos completamente aislados.
¡Ah! Guarda con Estudiantes. Está a doce puntos, pero Carlos Bilardo debutó ayer y, gracias al trabajo de una semana, le ganó a Talleres. Digan que sólo faltan ocho fechas...