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El coronel Antonio Rodríguez encaró la puerta del primer piso del Hotel Sheraton y encaminó sus pasos al salón Libertador. El presidente del Comité Olímpico Argentino se preparó para vivir la gran noche del deporte nacional, pero antes... pasó por una mesita donde había una bandejita y se robó a la pasada unos orejones y un par de pasas de uva. Así resultó el Olimpia de Oro 2002: una pasita de uva para Cecilia Rognoni, la mejor jugadora del hockey sobre césped del planeta y campeona del mundo con Las Leonas. La defensora recibió la distinción de manos del secretario de Deportes de la Nación, Daniel Scioli, que volvió a ver pasar por sus manos la dorada estatuilla, mientras abajo, en la primera mesa, el coronel Rodríguez aplaudía.
Puede haber resultado sorprendente la elección de Rognoni, teniendo en cuenta la temporada espectacular del básquetbol. La Selección Argentina, que había vencido al Dream Team estadounidense y perdió la final del Mundial de Indianápolis en los últimos minutos ante los yugoslavos, parecían candidatos de fierro; pero en la primera ronda de la votación efectuada ayer al mediodía por la Comisión Directiva del Círculo de Periodistas, quedó irremediablemente postergado al tercer lugar, detrás de la Rognoni y del cordobés José Meolans, que habían empatado el primer lugar con 17 votos cada uno. Con un record mundial en pileta corta y cinco medallas de oro en la Copa del Mundo, el nadador era otra carta posible, pero sorprendió postergando a los basquetbolistas.
Así que la segunda –y definitiva– votación por las distinción dorada se dirimió entre ambos. Y el escrutinio fue revelando una pequeña pero indisimulable ventaja para la Rognoni. ¿La cuenta final? 12 votos para Rognoni, 8 para Meolans, un voto en blanco. Así se cocinó el Olimpia de Oro 2002. Algunos periodistas especializados se preguntaban: “Si con el Mundial y la victoria ante el Dream team no ganaron el Oro, ¿qué tiene que hacer un basquetbolista para ganarlo?”.
Elegantemente vestida, confirmando que es una de las deportistas más sensuales del deporte nacional, la Rognoni esquivó la implacable gotera que, en el centro del salón, recordaba a los presentes que, pese al año espectacular del deporte, este país sigue siendo la Argentina. La entrega de la distinción a la mejor jugadora de hockey del mundo –que ya lo había ganado en el 2001 junto a todo el equipo de Las Leonas– cerró un maratón apretado de dos horas en el que se repartieron 42 estatuillas de plata y once distinciones especiales, y que había arrancado con un soporífero discurso de Scioli, en el que se comprometió a trabajar para el éxito del deporte en los Panamericanos de Santo Domingo del año próximo y en los Juegos de Atenas de 2004... pese a que ya renunció a su cargo con fecha 25 de mayo.
Escenas de la vida deportiva.