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Paradojas colombianas
Por Pablo Vignone
Decía en la semana un formador de opinión deportiva:
–¡Qué partido le espera a la Argentina en Barranquilla! ¡Qué duro, qué difícil que va a ser ese encuentro!
Le avisaban al mismo formador, el sábado por la noche, durante el partido, ya con el 3-0 puesto:
–En el cuerpo técnico argentino están conformes con la derrota de Colombia, porque suponen que los colombianos tendrán que salir desde el arranque y dejarán espacios para ser aprovechados...
Tómese nota de que los considerandos de ambas afirmaciones son los mismos: Colombia lanzada al ataque. Pero lo que desde afuera se ve como un diluvio, desde adentro se encuadra como oportunidad.
Así cabalga la Selección Argentina su larga marcha hacia Wolfsburg, la ciudad en la que la Volkswagen –uno de sus sponsors– la espera con los brazos abiertos ya, dos años y ocho meses antes del Mundial 2006. Divorciada de lo que piensan y dicen los centros de presión mediáticos (que, obviamente, solamente por envergadura no integramos) y, por lo tanto, en rápida conclusión, poco influenciable. En el medio se ha instalado la desencantada indiferencia del hincha común.
De manera que el equipo se marcha mañana a Colombia con doble entusiasmo: el que se derrama del éxito sabatino, y el que alberga la esperanza de un trámite más favorable a partir de los últimos resultados. Ninguno de los dos problemas que Bielsa identifica en el fútbol moderno -defender en espacios amplios y atacar en espacios reducidos– se le presentarán, teóricamente, pasado mañana en Barranquilla. Si la postrera Colombia de Maturana elige el intento de asfixiar a la Argentina, Ayala y Samuel tienen grandes posibilidades de lucirse y ser figuras, al ver facilitada su tarea; del medio hacia adelante, con más terreno, esta Selección que juega en 45 rpm va a encontrar, presumiblemente, las variantes de las que adoleció en la primera parte del partido ante Bolivia, cuando agonizó por su carencia absoluta de sorpresa.
Pero, ¿y si no se da así? ¿Si Maturana elige no suicidarse en su último partido? ¿Si Colombia se lo toma con calma (lo que sería inexplicable para su situación, pero no imposible) y prefiere seguir siendo fiel a su estilo cansino? ¿No sería entonces una paradoja si el partido terrible no se reproduce tal cual lo predicho y entonces a la Selección Argentina se le complica su resolución en los términos en los que el cuerpo técnico, Bielsa y Cía., prevén?
La respuesta, como siempre, la tendrán los jugadores.
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