FúTBOL
Globalización
Por J.A.
Para los que aceptan como idea consumada de que la globalización del planeta es la principal causante de la situación en la que se encuentra la Argentina, un consejo: piensen cómo sería, entonces, cuando el fútbol termine de globalizarse, cuando todos jueguen igual –es decir, a nada–, cuando no haya más nuestras ni tuyas ni de ellos, cuando Corea le pueda ganar a España legítimamente –es decir, con más de dos situaciones de gol en 120 minutos, como sucedió el sábado–, cuando jueguen Brasil y Turquía y nadie pueda predecir quién gana.
En ese momento, cuando el fútbol haya calcado a los mercados -habiéndose transformado, definitivamente, en una mercancía, y dejado de ser un producto cultural–, la Selección Argentina juegue como Eslovenia o como Sudáfrica o como Australia, y nos vaya como nos va –así en la vida como en la cancha–, entonces quizás los que se horrorizan por la globalización pero se ríen de la identidad futbolística comprenderán que ambos fenómenos, uno macro y otro micro, se tratan de la misma cosa. Y entonces, como corresponde, será tarde. Brasil ya habrá ganado su décimo Mundial.