BOCA CAMBIO EL ESQUEMA Y LOS NOMBRES
Debutantes y desequilibrantes
Por Facundo Martínez
Si durante toda la semana pasada perduró la flojísima imagen que dejó el equipo de Oscar Tabárez frente a Chicago, en Liniers, por lo menos hasta el miércoles, cuando Boca enfrente a Banfield, habrá que hacer borrón y cuenta nueva, porque lo que se vio ayer en la Bombonera fue más que interesante: Boca fue un equipo con ideas y buen juego, con muchas variantes para sorprender, tanto por los laterales como por la franja central, con sacrificio en todas sus líneas, mucho ritmo y –lo que más se extrañaba– con goles. Sin dudas, tuvo que ver en esto el gran debut de Ezequiel González y la sociedad que el ex Central estableció naturalmente con Carlos Tévez, la presencia en el fondo de Hugo Ibarra y de Raúl Cascini en el mediocampo, y la importancia para el conjunto de contar en el área rival con un delantero como el Pampa Sosa quien, aunque ayer no pareció estar al ciento por ciento, dejó una buena impresión.
El Boca que se vio ayer es el que los hinchas les pedían a los dirigentes, después de tantas pérdidas importantes: con jugadores consolidados y con proyectos (de jugadores) cada vez más afianzados. Y eso fue lo que durante y al final del encuentro aplaudió el público local, por completo ilusionado con la gestación de esta nueva forma.
Cuatro en el fondo, sin sobresaltos y con mucha sorpresa: Ibarra y Clemente Rodríguez se las ingeniaron para pasar constantemente al ataque, sin desatender sus obligaciones defensivas, y aportaron mucho; ayudados también por la seguridad que mostraron Nicolás Burdisso y Diego Crosa.
En el medio, Cascini y Sebastián Battaglia, cortando y jugando con solidez y buen ritmo, se repartieron el centro del campo y distribuyeron casi sin equivocarse para los dos nuevos socios-figuras boquenses: Tévez y el Equi González, quienes aportaron sacrificio, explosión y velocidad, pero sin perder claridad ni precisión; acaso lo más significativo de esta prometedora alianza.
Lo de Sosa fue bueno a su manera, porque el ex Udinese no marcó goles, no parecía estar bien físicamente, pero aportó mucho con su presencia y con lo que fue dejando en el campo en todas las jugadas en las que tuvo participación. Ganó de arriba, aguantó la pelota, arrastró defensores y estuvo cerca, muy cerca de gritar... Le faltó quizás algo más de conexión por parte de Marcelo Delgado, pero eso es sólo cuestión de entendimiento y algo más de trabajo para Tabárez, que deberá continuar la afinación.
A fin de cuentas, Boca sumó en total nueve refuerzos –contando, además de González, Cascini, Sosa e Ibarra, a Crosa (adquirido al Betis), al húngaro Robert Waltner, quien ayer jugó bien en reserva, al colombiano Arley Dinas, a Matías Donnet y a Raúl Estévez– y vendió, prestó o dejó ir a más del doble de esa cifra; aunque esta vez, con las obvias excepciones, la balanza ha compensado la cantidad con la calidad: era necesario, aunque sólo sea por una temporada y nada más.