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Boca ganó y es puntero. No es poco, después de casi un año de incertidumbres y decepciones aunque, a juzgar por lo que queda por delante, la buena producción que asoma y convence por la obtención de resultados todavía está en estado embrionario. Quedan pendientes ciertos ajustes en el funcionamiento colectivo y el destape de algunos de sus nuevos valores, principalmente el Pampa Sosa y Ezequiel González, pero lo cierto es que el equipo de Oscar Tabárez ha comenzado a hacer eco en las gargantas de los hinchas boquenses, quienes ayer demostraron confianza en el equipo y sus posibilidades. El nexo de esta nueva fundación quedó claro en cada aprobación que bajó desde las tribunas para Carlos Tevez, Hugo Ibarra y Sebastián Battaglia, en el perdón generalizado para Marcelo Delgado, tras el desastre en Tokio, y en la ilusión que despierta Héctor Bracamonte, el goleador postergado, que anda bien con la pelota y ya anotó contra Unión y Estudiantes.
El grito de “Dale campeón” prendió rápido ayer tras del golazo de Battaglia y más aún después del tanto de Delgado, que en rigor generó Tevez de puro guapo. Demasiado rápido, a juzgar por las falencias que durante gran parte del desarrollo del encuentro habían puesto en evidencia Raúl Cascini, flojísimo en las entregas; el Equi, perdido en la cancha como volante de ida y vuelta; y Sosa, que anduvo bien sólo en los primeros quince minutos y después desapareció: lento en la reacción, casi siempre mal ubicado y peor con los pies.
Sin embargo, hay varios elementos que apuntalan el crédito para el equipo de Tabárez: el gran momento de Roberto Abbondanzieri y la seguridad con la que trabajan Ibarra, Nicolás Burdisso, Diego Crosa y Clemente Rodríguez en el fondo; la contundencia de Battaglia y la explosión de Tevez, en la zona de volantes; y la reaparición del incansable Delgado, ahora un poco más generoso y fructífero, en el ataque y la efectividad contra cualquier pronóstico de Bracamonte, quien no sólo llega al gol sino que ayuda en la gestación y, además, colabora en algunos aspectos defensivos.
También cumplen satisfactoriamente otros dos de los que hacen banco, Christian Giménez y Raúl Estévez, cuyas intervenciones en lo que va del torneo permiten considerarlos como alternativas válidas para el recambio. De los doce puntos en juego, Boca consiguió diez y eso entusiasma a sus hinchas, tanto que incluso sin terminar el partido con Estudiantes toda esa energía tribunera cambió de objeto y se direccionó contra San Lorenzo, el próximo rival que recibirán los xeneizes. El encuentro será una verdadera prueba de fuego para Tabárez y para las aspiraciones de sus dirigidos. Desde su regreso a Boca, el entrenador uruguayo no consiguió derrotar a ningún grande en la Bombonera: ése será su desafío.