“Se necesita disfrutar”
Por A.G.
El fútbol se planteó muchos interrogantes, que durante años marcaron tendencias, dividieron aguas y provocaron diferentes cuestiones filosóficas en la manera de ver el juego. ¿Los jugadores deben divertirse en la cancha? ¿El resultado es lo único importante? ¿Cuánto interesa la manera de conseguir resultados? Sergio Vigil tiene una visión muy particular, en la que prioriza el camino antes que la meta y en la que marca una interesante diferencia.
–¿Divertirse o disfrutar?
–En el deporte se necesita disfrutar primero. Dentro del disfrutar está el divertirse, el superar ratos de adversidad, el pasar momentos difíciles y desafiarlos, el no embriagarse en la victoria, el no darse por vencido ni aun vencido. Uno se pregunta, ¿en el deporte hay que divertirse? No, en el deporte hay que disfrutar. El divertirse es sólo un eslabón del disfrutar. Porque si a uno le fue mal, ya no se divierte más. Pero si uno disfruta de lo que hace, disfruta si ganó, si perdió, si empató. Siempre se piensa que el objetivo es el resultado. Y el resultado es una consecuencia. El objetivo es el camino. Es el recorrido de ese camino, y la consecuencia de recorrer ese camino, el paraíso, la última puertita, recién eso es el resultado numérico. Un penal te puede llevar de un primer a un segundo lugar, de un tercero a un cuarto, pero no te cambia nada del camino o de la manera en que lo lograste. El mejor ejemplo es la selección de básquetbol, que por una pelota no fue campeón del mundo, pero nada empañó esa tarea brillante que hizo a lo largo del torneo.
–¿Por qué hiciste convalidar un gol en contra de tu equipo?
–Por ese gol se perdió un partido, al que cada uno le dará la importancia que quiera. ¿Pero cuánto más se hubiese perdido en lo interior si se hubiese ganado no habiendo convalidado un gol válido?... Hubiésemos perdido mucho más. Hubiésemos perdido muchos años de formación y de valores. Y es mucho más difícil remontar la pérdida de valores que un resultado numérico, que se remonta al otro día, en un mes, o un año. La vuelta a los valores tarda mucho más en recuperarse.
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