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Carlos Bilardo vivió un día a full. Ni bien llegó al estadio, confirmó que no iba a sentarse en el banco de suplentes y que el partido lo seguiría desde un palco, estrenando la nueva fórmula que ideó para continuar al frente de Estudiantes. Su lugar lo ocuparía su ayudante, Miguel Angel Lemme. Sin embargo, unos minutos más tarde, el doctor cambió de opinión: “Me convencieron, me convencieron... Salgo, salgo...”, explicó ante los periodistas. Ya en la cancha, vio casi todo el partido parado, pese a la lluvia, y se bancó los insultos de la hinchada local. Recién se resignó con el tercer tanto de Independiente, cuando se dio cuenta de que se acababa el invicto de nueve encuentros que ostentaba desde que volvió a su club.