La banalidad de lo real
Tiempos
presentes
Hannah Arendt
Trad. R. S Carbo
Gedisa
Barcelona, 2002
Paula Croci
222 págs.
Por Paula Croci
Sin duda, Hannah Arendt es una de las intelectuales más independientes
y controvertidas del siglo XX, condenada al mismo tiempo por la derecha (que ve
en ella una feroz enemiga), por la izquierda (que le teme cuando devela ciertas
prolongaciones del totalitarismo en los sistemas socialistas) e, incluso, por
los grupos sionistas (quienes no le perdonan ni la autocrítica sistemática
a la causa judía ni su romance de juventud con Heidegger). No obstante,
nadie puede dejar de reconocer que sus intervenciones son extremadamente lúcidas,
sobre todo porque son capaces de mostrar aquello que el resto todavía no
alcanza a ver: la condición negada de refugiados de los judíos durante
el régimen nazi, el “problema alemán” una vez finalizada
la Segunda Guerra, la cuestión de los negros en los Estados Unidos, la
caducidad de los aparatos jurídicos o el sentido de la “revolución
americana” a doscientos años de la declaración de la independencia.
Tópicos que son tratados en ese orden en Tiempos presentes, un libro que
traduce por primera vez al castellano una compilación de artículos
escritos entre 1943 y 1975, publicada originalmente en 1986.
Los ensayos replican el itinerario biográfico de Hannah Arendt, una judía
alemana, desde el momento en que huye del campo de detención de mujeres
de Gurs (Francia) y se traslada a los Estados Unidos, hasta prácticamente
su muerte en 1975; en ellos se puede ver una secuencia de pensamiento filosófico
que se inicia con “Nosotros los refugiados”, donde analiza en primera
persona del plural la construcción de la identidad judía a partir
de la adopción de la lengua del país en el que viven; sigue con
“El problema alemán”, donde intenta desvincular el nazismo de
todas las tradiciones alemanas y del carácter nacional que se le atribuía
por entonces; se suman las observaciones resultantes de una visita a la Alemania
de posguerra hacia 1949, en las que describe los pormenores del proceso de desnazificación
puesto en funcionamiento para recuperar la imagen frente al mundo. Finalmente,
se avoca a la cuestión americana en “Little Rock”, “Desobediencia
civil” y “200 años de la revolución americana”: allí
refiere a las mentiras sobre Vietnam, a la corrupción generalizada, a los
peligros de la mercadotecnia política, al racismo y al funcionamiento perverso
de las leyes. Por su contemporaneidad, estos ensayos completan (y muchas veces
amplían) las posibilidades de comprensión de sus obras más
provocativas, Los orígenes del totalitarismo (1951), La condición
humana (1958) y Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del
mal (1963), el que despertó las polémicas más enardecidas.
A pesar de la variedad de objetos y de la distancia histórica entre algunos
de los textos, Tiempos presentes dibuja una línea argumentativa en la que
las conclusiones de los primeros escritos —los que abordan problemas europeos—
son premisas de los últimos —los que debaten sobre los problemas americanos—
y cuya hipótesis general sintetiza bien Marie Luise Knott, la editora de
la versión original en alemán, quien sostiene en el epílogo
que: “Con la tesis de que lo que provocó los movimientos totalitarios
no fue ningún carácter nacional (alemán) sino el vacío
político y el ser-superfluo de las sociedades de masas, también
agudiza la mirada de Hannah Arendt sobre la realidad política de los Estados
Unidos (...). La sociedad de masas amenaza la libertad pública también
en las democracias”.
Tiempos presentes es uno de esos libros que deja el gusto amargo de saber que
todo ya estaba escrito desde antes, aunque nos esforcemos en creer lo contrario.