Sábado, 20 de julio de 2002 | Hoy
ENTREVISTA
Angélica Gorodischer “bajó” a Buenos Aires para presentar su última novela, Doquier. Radarlibros conversó con ella sobre la novela histórica, el secreto como motor de la historia, las políticas del género en la literatura y la ciencia ficción.
Por Claudio Zeiger
LA FUGITIVA
Se suele decir por ahí (¿por doquier?) que Angélica Gorodischer
es la escritora que entró a la varonera ciencia ficción argentina
para demostrar que podía ser también cosa de mujeres. Ella confiesa
haber entrado por otros motivos y también haberse cansado de la CF, pero
que igual, cree, cenizas quedan.
“Empecé en la ciencia ficción porque me tentaba la enorme
posibilidad de inventar un mundo, lo cual no es del todo cierto porque cualquier
género te da esa libertad. Pero yo era idiota, entonces, y no me había
dado cuenta. Una vez que escribí tres o cuatro libros de ciencia ficción
me cansé y lo dejé, incluso ya no leo ciencia ficción,
me parece horrible el ciberpunk y abomino de los hijitos de Tolkien que escriben
novelas con princesas, dragones y magos. Nunca tuvo mucho sentido hablar de
los imperios intergalácticos en un país donde no funcionaban ni
los teléfonos, pero de todas maneras era interesante hacer ciencia ficción
en América latina, porque como realmente no se podía hablar del
reino intergaláctico, hablábamos de otras cosas: de mundos paralelos,
de las paradojas del tiempo, de los condicionales contrafácticos”.
Ante la mirada alarmada de este reportero, se apresura a explicar: “Un
condicional contrafáctico es, por ejemplo: ¿qué hubiera
pasado si el Eje ganaba la Segunda Guerra, y en vez de Alemania, el país
dividido hubiera sido Estados Unidos?, como plantea una novela de Philip Dick.
Pero la marca de la ciencia ficción es muy fuerte y creo que en todo
lo que escribo se nota algo. Siempre quedan huellas”.
MUJERES
HONORARIAS
Además de haber escrito ya dieciocho libros y haber abandonado la ciencia
ficción, Angélica Gorodischer se destaca por organizar el Encuentro
Internacional de Escritoras en Rosario desde 1998, evento que este año
(se hace cada dos) no se podía hacer como los anteriores por falta de
plata. Pero las entusiastas mujeres se las arreglaron para no quedarse con las
manos vacías. Este año se hará en el MALBA un encuentro
de mujeres de América latina y la gente de Rosario vendrá a sumarse
aquí para participar de la iniciativa.
Gorodischer está dedicada desde hace años al rescate de mujeres
escritoras de todos los tiempos, países y tendencias y a la reivindicación
del género. En los encuentros también suelen premiar a varones
designándolos “mujeres honorarias”, distinción que hasta
ahora lograron Mempo Giardinelli (con barba y todo), Fernando Chao, director
del centro cultural de la ciudad donde se realizan los encuentros, y el lingüista
boliviano Luis Antezana. “Pero no se trata de adular a las mujeres y decir
qué maravillosas son, sino de destacar una ubicación con respecto
a la temática de género, una postura política hacia el
género, y además haber hecho algo concreto.”
Pero a pesar de su activismo de género, Angélica Gorodischer no
suele ver con buenos ojos los excesos en los que suelen caer ciertas escritoras
latinoamericanas a la hora de copar el rubro. “Lo que pasa es que en todo
movimiento hay quien se monta en la ola y decreta una moda, pero las modas paralizan
las cosas. Creo que algunas escritoras entienden mal el problema: creen, y afirman,
que todas las mujeres son maravillosas y no es así. Ni los hombres son
los malos. Lo que sucede es que, si no organizamos congresos para mujeres, todos
los encuentros literarios suelen ser hegemonizados por hombres, que además
se suelen tomar el derecho de hacerte callar. Los hombres no son malos de por
sí, lo que sucede es que vivimos en una sociedad patriarcal.”
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