RESEñAS
El extranjero
Armando Petrucci
Prima lezone di Paleografia
Laterza
Bari-Roma, 2002
180 págs.
por Diego Bentivegna
En términos estrictos, la paleografía estudia los modos antiguos (“paleo”) en que los grupos humanos se han relacionado con la escritura (“grafía”). Se trata de una disciplina desarrollada al abrigo de la filología positivista del siglo XIX, cuyo principal objetivo es entregar a filólogos e historiadores un conjunto de técnicas y herramientas para la lectura de documentos correspondientes a la antigüedad o a la Edad Media.
En principio, puede resultar curioso que una disciplina tan erudita sea objeto de una introducción para el gran público, como la que acaba de publicar Laterza, a cargo de Armando Petrucci, probablemente el especialista europeo más prestigioso en problemas paleográficos. En este caso, sin embargo, no se trata en absoluto de una introducción dirigida sólo a futuros especialistas en la disciplina: Petrucci amplía su campo de aplicación hasta hacerlo coincidir con el conjunto más bien complejo y heterogéneo de prácticas, pasadas y presentes, ligadas con la cultura escrita. En este sentido, la “prima lezione” resulta una lectura ineludible para aquellos que, desde distintos ámbitos (de la historia a la crítica literaria) trabajan a partir de materiales escritos.
El libro resume algunas de las hipótesis más interesantes que Petrucci (y el grupo de paleógrafos italianos que, como Guglielmo Cavallo, forman lo que se puede llamar “escuela materialista”) viene trabajando desde hace años en relación con tres cuestiones: los modos (desiguales) en que socialmente se distribuyen, en todas las sociedades alfabetizadas, las capacidades de leer y de escribir; las técnicas de escritura que se han venido configurando a lo largo de la historia; las políticas de la memoria ligadas con los procedimientos de selección, restauración y conservación de lo escrito.
Petrucci entiende el estudio de la alfabetización como “articulación de diferentes grados de capacidades de cada alfabetizado”. A partir de ello, distingue seis categorías que gradúan el continuum que se extiende entre alfabetizados plenos y analfabetos. En relación con la cuestión de los tipos y modos de la escritura, el autor traza una serie de recorridos que permiten adentrarse de manera sumaria en la historia de la escritura a partir de cuatro grandes momentos de mutación: la antigüedad tardía, con el pasaje de los rollos al códice; los últimos siglos de la Edad Media, con el paso del pergamino al papel; el Renacimiento, con los cambios profundos supuestos por el paso de la transmisión manuscrita a la imprenta; el siglo XX, con el paso de las técnicas mecánicas a las electrónicas.
En los últimos capítulos se abordan las relaciones entre escritura, tecnología y Estado. En ellos se analizan las políticas de conservación y de producción de la memoria social a partir de lo escrito. Para ello, Petrucci revisa la historia de los límites impuestos a las prácticas de escritura a lo largo de la modernidad.