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Domingo, 25 de noviembre de 2007

La Biblia y el intelectual

En este fragmento de la entrevista, Nicolás Casullo explica su relación con la religión a partir de la formación familiar metodista.

En mi formación, si bien lo religioso no tuvo una presencia te diría explícita como intelectual, como hombre de la cultura, como novelista, sí tuvo una presencia en lo que podríamos llamar mi formación de fondo, en el sentido de que yo provengo del cristianismo metodista. Mi abuelo fue una presencia muy fuerte en la casa. Era pastor, ministro metodista, y hasta los doce o trece años lo religioso, tal cual se da en el metodismo, fue muy fuerte. Digo tal cual se da porque el metodismo tiene una muy fuerte relación con la Biblia, con la lectura de la Biblia. Cosa que yo realmente agradezco a la vida porque me parece que quizá lo que le falta en un noventa y cinco por ciento al pensamiento científico social, al pensamiento de las humanidades es una lectura de lo bíblico, una lectura en cuanto a darse cuenta de que todo proviene de ahí y que son como discursos que se van a ir desprendiendo de ese primer discurso bíblico.

En algún momento, lo religioso reaparece y tiene su punto de cita con un mundo teórico crítico que en mi caso se da de manera muy enfática sobre los grandes discursos modernos, sobre la Razón moderna, sobre la Racionalidad moderna que es, en gran parte, toda mi tarea en la cátedra, toda mi tarea de pensamiento, toda mi vinculación con Benjamin, toda mi vinculación con parte de la Escuela de Frankfurt, donde la problemática de lo religioso aparece también claramente y no como algo desestimado.

La última parte de mi libro es como una especie de conclusión de todo un tiempo donde a lo religioso no lo abordo sino que de alguna manera lo acaricio, lo tanteo, lo voy situando en un campo donde digo esto es otra cosa, no caigamos sobre él a la manera racionalista transformándolo en un objeto y transformándolo en una especie de cosa que la desciframos, la analizamos porque de eso estuvo lleno la modernidad. La modernidad quiso ubicar qué era la religión, y entonces apareció la alienación, el opio de los pueblos, la representación falsa o la suplantación de lo político. No, en todo caso ubico a la religión como una cosa inubicable, que también da cuenta, en parte, de ciertas elecciones intelectuales de mi vida.

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