Domingo, 6 de diciembre de 2015 | Hoy
SALí
Por Sebastián Laffaye
Casi en el límite de la ciudad y rodeado de parques, el Barrio Cornelio Saavedra fue construido por la Fundación Eva Perón: un vecindario de casas bajas, con un trazo de calles circulares concéntricas, que originalmente fue bautizado Juan Perón. De inspiración inglesa, el trazado original contempló la construcción de 362 chalets con jardín, una iglesia, una estación de servicio con garage y un cine (hoy desaparecido).
En una esquina, frente al parque Solano Lima, abre sus puertas Pequeño Demonio, una suerte de parrilla al paso con kiosko incorporado, que se destaca por despachar deliciosos sándwiches a vecinos del barrio y más allá. No se trata de un local a la manera tradicional, sino de un simpático comedero al paso: mesas en la anchísima vereda con vista al parque, sombrillas y una parrilla con mostrador/despacho de la que no paran de salir comandas, que incluso en los mediodías de pleno sol y con gente esperando, están listas en pocos minutos.
Si bien de los fuegos salen choris ($30), hamburguesas y sánguches de pechuga de pollo, lo más pedido es la bondiola al pan (sola $45, completa $60), reconocida por sus fanáticos como la mejor de la ciudad. El secreto para obtener este bocadillo, libre de los tironeos que habitualmente suscita al intentar morderlo, es simple: la pieza entera de carne porcina se cocina por fuera, luego se deja enfriar, se corta en fetas finas y nuevamente se les da un rápido paso por la parrilla bien caliente. Este detalle convierte al clásico popular en un bocado suculento y fácil de comer, cuyo resultado final sería aún mejor con un ligero tostado del pan.
Los días de primavera y verano, cuando el clima acompaña, las mesas se llenan de bote a bote, aunque el ritmo de la parrilla y los comensales es tan vertiginoso que, mientras se aguarda el pedido, siempre aparece algún sitio libre. Darse una vuelta por este inusual rincón de la ciudad es un paseo en sí mismo. Si a eso se le suma comer en Pequeño Demonio, a precios populares y correcta atención, la ecuación cierra por todos lados.
Pequeño Demonio queda en Carlos E. Pellegrini 6000. Teléfono: 4544-6730. Horario de atención: todos los días de 12 a 18.
Hasta hace un par de años, comer una hamburguesa de calidad en Buenos Aires no resultaba sencillo: medallones de carne dudosa entre panes industriales resultaban la norma. Por fortuna, el panorama cambió de manera radical (tal vez, incluso, demasiado: imposible no recordar cuando las canchas de paddle coparon la ciudad), de la mano de una seguidilla de aperturas dedicadas a este popular sándwich.
Burguer Mood, con dos años de vida, es parte de este auge. El local cuenta con unas 100 sillas, dispuestas en planta baja y primer piso. Su ambiente juvenil y relajado se llena de oficinistas, en especial jueves y viernes, calentando motores para el fin de semana.
Si bien un pizarrón anuncia opciones prearmadas, como la Classic ($55, con lechuga tomate y exquisitos pepinos encurtidos) o la Cuate ($65, cheddar, palta, tomate, cebolla asada, ketchup picante), el atractivo de Burger Mood es que ofrece con una buena variedad de “adicionales (entre $5 y $10) para armarla a gusto: panceta crocante, palta, cebollas o huevo a la plancha son algunas de las opciones; también hay disponibles cinco salsas especiales.
La hamburguesa pesa 160 gramos (se puede pedir doble) y se elabora con una mezcla de cortes seleccionados por la casa. El punto es siempre cocido (“imposible servirla roja en Buenos Aires”) aunque no pasado, con el centro aún jugoso. El pan acompaña acompaña a la perfección sin desmerecer el relleno.
Párrafo aparte para las adictivas papas fritas ($22 la porción, $10 side order). Lejos de ser de las precongeladas, se cocinan en una doble fritura, logrando que estén siempre calientes y crocantes cuando llegan a la mesa.
Los dueños, también propietarios del cercano restaurante Green Curry, conocen bien el arriesgado métier de dar de comer en el siempre vertiginoso Microcentro: se nota un funcionamiento muy aceitado entre salón y cocina, disminuyendo las esperas a su mínimo posible. Y todo, por menos billetes de lo que cuesta un combo en las cadenas masivas. Vale la pena.
Burger Mood queda en Viamonte 359. Teléfono: 4516-0221. Horario de atención: lunes a viernes de 12 a 16.
Entre todas las corrientes migratorias que poblaron nuestro país durante los siglos XIX y XX, que de una u otra manera modificaron y forjaron el comer porteño, aquella que viene del cercano Oriente, donde Asia se amalgama con Europa, ocupa un lugar no menor en la culinaria nacional. Abundan los restaurantes de este tipo de comida (entre ellos, algunos de enorme éxito, como es el caso de Sarkis), aunque las opciones para comer al paso por lo general se circunscriben a shawarmas y empanadas poco atractivas.
Oasis, un reducto único en la zona por sus características, viene a llenar este vacío con excelente comida. Hace más de 15 años que Amira da de comer en Tribunales y alrededores desde su minúsculo espacio sobre la calle Montevideo. El local, sin pretenciones estéticas, cuenta con un par de barras con banquetas que permiten comer in situ, mientras que un mostrador exhibe las viandas. Más atrás, hacia la cocina, la patrona prepara baklava o le da el último toque al hummus, mientras charla con los habitués o explica de qué trata cada delicia a los recién llegados, todo en un ambiente familiar por demás. Hacia la entrada, el spiedo vertical para preparar shawarma ($50) gira incansablemente, mientras el encargado los saca con o sin picante, a pedido del comensal de turno.
La cocina de Medio Oriente es pródiga en bocados para comer directamente con los dedos, y el menú de Oasis incluye una buena variedad a precios más que moderados ($15 a $35 la unidad). De las manos expertas de Amira salen niños envueltos en hojas de parra o repollo, perfectos falafel (croquetas fritas de garbanzo), un kebbe delicioso y berenjenas fritas adictivas. Muy recomendadas también las empanadas abiertas con un chorro de limón (obligatorio pedirlas si se llega justo cuando salen del horno). Todos los días suman un plato, que podrá ser arroz con berenjenas o con lentejas, entre otras pocas opciones.
En la mínima e impoluta cocina, Amira prepara como en su casa platos al estilo casero de Medio Oriente, una ofrenda al barrio que la rodea, hecha con mucho amor.
Oasis queda en Montevideo 559. Teléfono: 4373-3226. Horario de atención: de lunes a viernes de 9 a 17.
Fotos: Pablo Mehanna
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