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Domingo, 6 de diciembre de 2015

VALE DECIR

LA COQUETERÍA NO ADMITE INSECTICIDA

La artista norteamericana Judith G. Klausner vive en Massachusetts y tiene un autodefinido amor por “las pequeñas e intrincadas cosas de la vida”. Entre ellas, los insectos, a quienes destina buena parte de su obra desde hace una década. “Me parece trágico que nuestra fobia cultural no nos permita ver tan exquisito manjar, una petite belleza perdida por los prejuicios”, enuncia la artista, que responde al seudónimo de “Miss Mantis”. No debe ser cuasualidad ya que al alargado y verduzco insecto, de grandes ojos y robustas patas anteriores, actitud orante y fuertes espinas, Klausner le dedica su más flamante trabajo: una serie de curiosos figurines vintage de cerámica intervenidos y metamorfoseados en mitad humano, mitad mantis religiosa. Algo así como la colección perfecta para la estantería de David Cronenberg, a juzgar por tan selecta variedad: desde un coqueto caballero danzarín con cabeza de insecto hasta las alegres Fanny y Fern –“niñas mantis y espíritu de la primavera”-, pasando por damitas de blanco vestido y suaves garras o parejas en pleno cortejo (con, claro, mosca incluida). Por lo demás, cada preciosita (y tenebroso) objeto varía entre los 100 y 200 dólares, incluye opciones de abeja (entre otras) y se vende en la web Etsy, donde doña Judith dispensa sensibles monstruosidades bajo el nombre CuriousCryptidCurios. El obsequio perfecto para una navidad diferente. Salvo que se padezca entomofobia, de más está aclarar…

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