Domingo, 21 de julio de 2013 | Hoy
SALí
Por Rodolfo Reich
El Gran Mosquito, parrilla para todos y todas
Salir a comer con chicos tiene sus propias reglas. Sus condiciones y exigencias. Lo que se busca, normalmente, es cierto equilibrio: comida rica, un espacio para que los menores jueguen y un ambiente que permita disfrutar a los adultos. La línea es delgada, y a veces es necesario ceder en uno de los puntos para obtener los otros. Como en la política, se trata de negociar. Hoy, la ciudad porteña ofrece varios restaurantes con espacios ad hoc, armados para que los niños descarguen su adrenalina y excitación lejos de la mesa de los padres. Pero es necesario decirlo: gran parte de la oferta es patética, con una cocina mediocre y con los mentados peloteros desgastados por el uso intensivo y la poca manutención. Por suerte, hay excepciones y El Gran Mosquito es una de ellas.
El Gran Mosquito es el clásico restaurante familiar, ruidoso, siempre lleno, para los almuerzos de domingos, para los cumpleaños del abuelo, para la cena de entresemana. Su éxito se traduce en precios amables, parrilla libre, espacios amplios (conviene reservar el que está bajo la parra con techo vidriado) y un pelotero con onda: un cuarto amplio, con lindos colores, mesas, sillas, pizarrones, disfraces y juegos. El menú, acorde a la propuesta, es clásico, incluyendo platos como entraña, bife de chorizo, pastel de papa al barro, pastas caseras, milanesas y supremas. Pero por la lógica de precios que manejan, la mayoría de los comensales opta por la parrilla libre. Es comprensible: mientras que un vacío a la carta sale $72 la media porción y $117 la porción completa, la parrilla libre cuesta $78 (menores entre 8 y 12 pagan $60, y los niños tienen un menú infantil o parrilla por $52), e incluye empanadas de carne fritas, chorizo, morcilla, vacío, asado, bondiola, lechón, pechito de cerdo, matambre, pollo, provoleta, riñón y chinchulín. Por $20 adicionales, se suma una bandeja de mollejas. La mecánica es simple: se acerca la camarera y se le dice qué traer. Consejo: pedir los cortes grasos, donde el punto de cocción no es tan puntilloso, como el asado o el pechito de cerdo. Para beber, se ofrece agua y gaseosa de litro y medio, y la carta de vinos recomienda Norton (el buen Malbec DOC a $79), aunque también hay una corta pero correcta oferta de otras bodegas conocidas. Del lado más pintoresco, se puede pedir el clásico pingüino, que se sirve de damajuana.
Carne a las brasas, niños jugando, precios amigables. La trilogía básica de la salida familiar.
El Gran Mosquito queda en Perón 4499. Teléfono: 4865-0033. Horario de atención: todos los días, a partir de las 20. Sábados y domingos, mediodía.
Casa Mua, su nueva sucursal
A veces, parece obligatorio elegir. Un lugar lindo o un lugar para niños. Menú infantil o comida rica. Pero hace unos años, Casa Mua llegó para desarmar estas opciones y elaborar su propio manifiesto. Para eso, tomó influencias de aquí y de allí, en una estética que remite al estilo shabby chic, es decir, objetos vintage mezclados con otros modernos, con reminiscencias a mercado de pulgas en versión coqueta. La propuesta gastronómica incluye sandwiches, wraps, brusquetas, pastas, ensaladas, bagels y una pastelería casera con cookies, muffins, panes caseros, brownies. Todo esto, que hoy se ve como figurita repetida en esa zona que incluye Palermo/Colegiales/Villa Crespo/Chacarita, suma en Casa Mua un ítem que lo hace único: la posibilidad de ir con niños y aun así pasarla bien. Para esto, el lugar cuenta con un espacio separado para chicos, una linda sala de juegos con instrumentos musicales, juegos, disfraces (¡sin televisión!) y la presencia constante de una coordinadora que propone actividades y mantiene la calma necesaria. El resultado funciona a la perfección. De hecho, son muchos los que se acercan a Casa Mua aun sin tener niños, si bien el fuerte son los padres y madres con los pequeños adosados. Tanto éxito produjo dos consecuencias. Por un lado, que el Casa Mua original (Soler 4202) esté siempre lleno, perdiendo así parte de su encanto. Por el otro, que hace menos de un mes la propuesta haya inaugurado una nueva sucursal, en una esquina escondida, a metros del viaducto Carranza. Sucursal que vale la pena aprovechar en estas vacaciones de invierno, ya que suele tener lugar disponible, tanto en el ruidoso primer piso (donde está la sala para chicos) como en la planta baja, donde compite de igual a igual con otras cafeterías y restaurantes del estilo. Hay varios toques que apuestan a lo infantil. El menú está escrito a mano, en cuadernos escolares. Y para chicos hay opciones especiales como la leche chocolatada, que sale en vaso plástico con forma de bota ($15) y platos efectivos como las patitas de pollo con puré de calabaza, jugo y sorpresa ($40), además de fideos con manteca y queso, alfajores de maicena y tostados, entre otros.
Del lado adulto, se ofrecen combos de infusión, jugo y comida (el “Muy dulce” incluye muffin, cookie y medialuna a $52; el “Muy York” baguel tostado y queso crema a $38), además de pizzas (de rúcula y parmesano, $55), canelones de carne y espinaca ($58) y más platos.
El equilibrio es posible: esa parece ser la máxima bajo la que actúa Casa Mua. Un espacio que convence a los adultos y alegra a los chicos.
Casa Mua queda en Paraguay 5700.Teléfono: 4771-9937. Horario de atención: domingos a miércoles de 9 a 22. Jueves a sábados de 9 a 24.
Canté Pri, 100% niños
Canté Pri se define como bar de chicos y no es casual: a diferencia de otras propuestas, donde suelen ir tanto padres con hijos como otros comensales, en este lugar los chicos son los protagonistas. De hecho, si bien cuenta con una sala dedicada en un primer piso con juegos, mini tobogán y subibaja, plaza blanda, un precioso metegol y hamacas de tela, todo el bar es apto chicos. Desde la web anuncian esta filosofía de vida: “No hay un sector aparte para que jueguen los chicos... por el contrario, el bar invita a que los chicos puedan moverse libremente, decidiendo a qué jugar. Hay mesas grandes y mesas chicas, y juegos que se pueden llevar a la mesa. Está ‘habilitado’ eso que en otros lugares suele incomodar: que los chicos puedan moverse, circular, ir y venir disfrutando de elegir lo que tienen ganas de hacer”. Acorde a estas palabras, de las paredes cuelgan laberintos de bolitas, ta-te-tis y más opciones. Hay estantes con encastres, juegos de mesa, cartas y dados. Incluso algunos son títulos clásicos, por lo que no es extraño ver a parejas de amigos adultos frente a un tablero de burako o concentrados en los palitos chinos. Un lugar algo caótico, es verdad, pero donde los chicos la pasan muy bien, en una fórmula que nació hace ya siete años y que convoca como en el primer día. Lo mejor es llegar al mediodía, cuando el espacio está tranquilo. El horario pico es a las 17, cuando es común que cierren la puerta y no permitan más visitas. Para almorzar, hay propuestas para bebés (papillas y sopa de verduritas por $28, croquetas de colores a $30), otras que son transversales (milanesa con papas fritas a $38 la chica y $54 la grande) y unas más que apuntan a los adultos (ternera braseada a $73, wok de verduras y fideos a $45). Estas son solo algunas ideas, pero hay muchas otras, incluyendo ensaladas, hamburguesas (de carne y vegetarianas), pastas, sandwiches en pan casero (el Ibérico lleva jamón crudo, tomate, espinacas y aceite de oliva, y cuesta $53). Por su lado, la merienda ofrece alfajores de maicena, una rica chocotorta, chocolatada con vainillas, mate con bizcochitos, cookies de chocolate con frutos secos y la inevitable cheesecake, entre otros. El cubierto de los adultos sale $10, y los chicos pagan un mínimo de $20 para utilizar todo el espacio, valor que incluye el “trago de la casa”, una extraña Seven Up coloreada de rojo intenso.
Sin dudas, nadie irá a Canté Pri sin la compañía de niños menores. Pero, con ellos, este lugar se convierte en una primera opción ineludible.
Canté Pri queda en Charcas 5216. Teléfono: 4777-7236. Horario de atención: viernes de 16 a 20. Sábados de 12 a 24. Domingos de 12 a 20. Especial vacaciones: del 15/7 al 28/7 abre todos los días de 12 a 20 (sábados hasta las 24). Para cronograma de actividades especiales, ir a la web www.cantepri.com
Fotos: Pablo Mehanna
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