Domingo, 21 de julio de 2013 | Hoy
VALE DECIR
Pocos soportes más vapuleados que el afable casete, aquel rectángulo que, entre los ’70 y los ’90, hizo que su cinta magnética girara entre carretes miniatura, disparando canciones a diestra y siniestra. Se enrollaba, sí: se atascaba, arrugaba, deterioraba, perdía agudos, desarrollaba soplidos. Pero, aun así, era la respuesta analógica justa para la música transportable de una época. Luego, el disco compacto, la era digital, el mp3, las posibilidades sonoras 2.0... entonces, lo inevitable: el adiós al lado A, al lado B, a la costumbre de rebobinar usando una birome para ahorrar pilas. Una suerte similar a la que sufrió el viejo VHS.
Dichosamente existen los artistas de la nostalgia que, en afán de reciclado, utilizan materiales en desuso y los resignifican, les dan una segunda oportunidad, una nueva puesta en valor. Como la autodidacta anglosajona Erika Iris Simmons, que experimenta con desempleadas cintas de audio y video, incluso rollos de película, y las dispone y manipula de forma tal que se convierten en inesperados retratos de iconos del cine y de la música.
Con sede en Princeton, Nueva Jersey, la lamparita de Iri5 —tal es su sobrenombre— se prendió primeramente cuando trabajaba como moza del Hard Rock Hotel y, viendo tanto referente musiquero, pensó en “dibujar” los propios. Así, The Clash, Patti Smith, Nick Cave, Robert Smith, Jim Morrison y Kurt Cobain, entre otros, vuelven a pasar a la gloria gracias a esta mujer nacida en 1983, hija de una diseñadora avant garde y un ciclista con título mundial. “He hecho más de 150 piezas con casetes y videotapes. Descubrir algo nuevo en un material, que pensé que conocía muy bien, es lo que me estimula”, define la artista a la que le gusta “explorar nuevos territorios”. O viejos, según el calendario con el que se lo mire.
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