Puede que la blonda actriz Tippi Hedren haya padecido a pájaros asesinos —y, en el ínterin, a Alfred Hitchcock—, pero eso no la alejó definitivamente de la fauna. Bueno, no de todos sus exponentes. Mientras filmaba en Africa en 1969, la artista y su entonces marido, el productor Noel Marshall, vieron una casa abandonada con peculiares okupas: estaba habitada por leones. Intrigados, regresaron a Estados Unidos con la certeza de querer hacer un film sobre —y con— las temibles fieras. Averiguaciones mediante, se toparon con el consejo del entrenador de animales Ron Oxley: “Para conocer todo acerca de los leones, simplemente tienen que vivir con ellos por un tiempo”. Y, contrario a cualquier alerta del sentido común, fueron a por ello, mudando al enorme Neil, nueva mascota, al hogar. Ni las quejas de vecinos horrorizados los desalentaron, mudándose la feliz familia —incluida la hija de 19 años de Tippi, Melanie Griffith— a su rancho de California. Acto seguido, las imágenes que aquí acompañan, recuperadas por el sitio Mashable, con MG compartiendo cama con el inmenso “gatito” o una plácida Tippi leyendo el diario apoyada sobre la pelambre de Neil. Segundo acto seguido, el desarrollo de Roar, film escrito, dirigido y actuado por la pareja junto a 150 especies felinas acerca de un hombre que vive con bichos salvajes y el shock de su familia, cuando llega de visita a la residencia. Considerado uno de los films más ejemplares de fracasos hollywoodenses (costó más de 17 millones y sólo recuperó 2), 70 personas resultaron heridas durante la filmación, incluida la carita de Melanie (también actriz del proyecto), que recibió 50 puntos. Ni qué hablar de lo mucho que hubo que improvisar y los once años que tardaron en liquidarla. Y aunque lo que verdaderamente quedó liquidado fue el matrimonio, no ocurrió lo mismo con la pasión de Hedren por los tigres, fundando más tarde la Reserva Shambala, que dirige hasta el día de hoy.