La flota de La Guerra de las Galaxias está en problemas. No sólo por haber cruzado vaya a saber uno qué portal, y haber arribado a las ciudades más emblemáticas del planeta Tierra. Sino, muy especialmente, por haber caído de bruces, estrellándose en destinos turísticos como Venecia, Nueva York, París, Río de Janeiro, Londres, Tokio o Moscú. La desgracia, empero, es pura fantasía: finalmente, se trata del viralizado trabajo del diseñador gráfico francés Nicolas Amiard, de 30, creador de esta serie de paisajes urbanos contemporáneos interrumpidos por: el Halcón Milenario, un Ala-X, un buque destructor o la nave de control droide clase Lucrehulk, entre otros transportes que popularizaran las sagas de George Lucas. “Star Wars es un universo imaginario; traer algunos de sus elementos a nuestro mundo real me pareció un contraste interesante”, ofrece el joven artista que intentó hacer fotomontajes para “crear las imágenes más realistas posibles”. Un fan más de los muchos cientos de miles que matan las horas hasta la llegada de diciembre, cuando Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher vuelvan a interpretar a sus personajes de otrora, esta vez bajo la dirección de J. J. Abrams, en una séptima entrega bautizada El despertar de la fuerza. Fuerza que, a juzgar por los más de 450 mil personas de Gran Bretaña que reconocieron haberse convertido al “jediismo” años atrás, está más afanosa que nunca. Aunque tenga ahora las naves destrozadas...