A la espera del venidero estreno de Legend, film de Brian Helgeland que recupera las andanzas de los gemelos mafiosos más icónicos de la Londres de los 60, una galería británica ha aprovechado el renovado fervor por los hermanos Reggie y Ronnie Kray, y, bajo el título Legend of The East End, exhibe imágenes nunca antes vistas de la dupla líder del crimen organizado. Tomadas entonces por reconocidos fotógrafos –Brian Duffy, Don McCullin, Jocelyn Bain Hogg, entre otros–, la muestra permite ingresar al submundo de estos reyes del hampa, Al Capones ingleses interpretados en la citaba biopic por Tom Hardy. Reyes que ya han inspirado (otros) films, canciones, libros, artículos por montones, además de especulaciones varias (que tenían una relación incestuosa; que un Ronnie celoso habría matado a una mujer de su hermano...). Nacidos en 1933, fueron boxeadores profesionales hasta que comenzaran su prodigioso oficio gánster; lo clásico: extorsión; cobro de “impuestos” (a bares, casinos, etcétera); asesinatos (a veces, con gasolina y fósforo); fama y elegancia, codeándose incluso con la crème de la escena artística.

Con Scotland Yard pisándoles los talones, acabaron en prisión en 1969 con cadena perpetua. Ronnie, psicópata y esquizofrénico paranoide diagnosticado, falleció tras las rejas en 1995, a causa de un fallo cardíaco. A Reggie, en cambio, lo excarcelaron en el 2000 por causas humanitarias: tenía un cáncer de vejiga inoperable, le quedaban pocos meses de vida. Para pasar sus últimos días, optó por una suite nupcial de un hotel en Norwich con vista al río, acompañado por su esposa, Roberta Jones –una licenciada en filología inglesa con quien había contraído nupcias estando en la cárcel–. Lo que nunca pereció fue su mito, como evidencia la exhibición de 135 Bethnal Green Road, que además de imágenes inéditas, incluye trajes de los gemelos Kray y una réplica del juego de té de Violet, su madre, además de entrevistas grabadas a gente que los conoció en su época dorada. Una panzada de pillería.