Ya no es necesario entrar en la boca del lobo: ahora existe una variopinta variedad de opciones animales –generalmente, marinos– que abren las fauces para quien quiera correr a depositar allí su cuerpito. Pero a no asustarse, que no se trata de una ola de suicidios, ni liso y llano masoquismo. Más bien, de peculiares diseños de mullidos asientos, pensados y pergeñados por el sudafricano Porky Hefer, que recrean la mentada cavidad bucal. “Jonás oró a Dios para que lo rescatase del vientre de una ballena, porque evidentemente no era un espacio demasiado cómodo. Empero, de seguro no se quejará al sentarse en una de estas sillas colgantes”, esgrime el sitio arty Bored Panda de cara a las peculiares creaciones, unificadas bajo el elocuente nombre Monstera Deliciosa y recientemente expuestas en el primer show solista del artista. Exhibición inaugurada el pasado 19 de noviembre, que mantendrá sus puertas abiertas hasta fines de febrero en la Southern Guild Gallery, en Woodstock. “Son pocos los que están haciendo piezas de esta naturaleza, inspiradas en el medio ambiente, a semejante escala”, destacó el cofundador de la galería Julian McGowan, y agregó que “el trabajo de Porky va más allá de los límites y las percepciones de lo que es el arte y el diseño, y, en última instancia, de lo que puede ser el mobiliario”. Por su parte, el otrora director creativo de una agencia publicitaria, mister Hefer –que ya había llamado cierta atención con asientos nido–, responde cómo sabe: subvirtiendo formas no-tradicionales, amén de convertirlas en reblandecidas soluciones para cansadas posaderas. Que no teman a peces globo, tiburones, pelícanos o cocodrilos, entre otras especies, eso sí.