“Pensamos en el concepto de vestir la ciudad con música sin que necesariamente exista un sonido real, solo aquello que suena en la cabeza de los transeúntes que leen cada afiche”, ofrecen las creadoras de Pensamiento Rítmico, dando las razones detrás de su flamante proyecto. Proyecto que, con apenas tres meses en las calles, ya viste puntos varios de Capital Federal con despojados pósters de letras de canciones, sin más referencia que la frase de ocasión (“Va a venir, no va a venir o va a venir”, “La noche sea más corta, no lo sé”, “A la gilada ni cabida, mi vida”, etcétera) y el correspondiente hashtag, #pensamientorítmico. “Cuanto menos tiene el cartel, mayor es su impacto. Estamos constantemente invadidos por colores, publicidades, figuras, texturas… Pensamiento Rítmico tiene el azul y el blanco como identidad, y resalta por su simpleza”, reflexionan sobre su estética.

Con más de 150 carteles desperdigados por Villa Crespo, Abasto, Palermo, Colegiales y Belgrano, y la promesa de continuar la intervención en otras coordenadas (“Nos contactaron de Perú, Uruguay y Bolivia para que vayamos para esos pagos, ni hablar de Rosario y Córdoba”), las pensadoras rítmicas aseguran que “la sociedad busca complicidad callejera”. Y su propuesta artesanal, que llega a las paredes paste up mediante, da el guiño pertinente para robar una sonrisa o una mueca…

Motorizada por cierto interrogante (“¿qué sucede en quien lee cuando se topa con estas frases de modo descontextualizado, con tipografía sobria, sin pista de los ritmos que las suelen acompañar?”), la iniciativa es obra y gracia de dos muchachas de 24 –la una, estudiante de arquitectura; la otra, licenciada en gastronomía–, cuyas identidades prefieren preservar porque, en sus palabras, “lo que importa es el qué, no quiénes”. El qué, por cierto, son los lyrics, por encima –incluso– de los artistas. De allí que sus posters no se limiten a géneros, nombres o épocas, y sea posible reconocer en ellos, letras de variopintas canciones, siempre en castellano: desde Gustavo Cerati, Miss Bolivia, los Auténticos Decadentes, hasta Bandana, Raffaella Carrà, Él Mató a un Policía Motorizado… Por cierto: completan la experiencia con una lista Spotify que incluye los temas que empapelan la ciudad. Para no ahorrar en sensaciones.