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Domingo, 28 de enero de 2007

VALE DECIR

En cuadritos

La última plancha de la adaptación de Triste..., en la que Marlowe y Soriano se despiden.

La adaptación a historieta de Triste, solitario y final se publicó a partir de julio de 1981, en el nº 8 de la revista Superhumor. Por entonces, Osvaldo Soriano aún no había regresado —en persona y en sus libros— a la Argentina. En la presentación de su figura publicada en aquel número de aquella revista de La Urraca, que incluía un cuento suyo titulado “Donde Genevieve y el Flaco Martínez perdieron sus ilusiones”, se puede leer: “A los 38 años, con cinco de Europa no demasiado elegida, el gordo Osvaldo Soriano, como Carlitos, escribe cada día mejor (...) Lo leen en polaco, portugués, alemán, francés y algún idioma exótico del que no quiero acordarme. A veces solemos leerlo en caste-llano también: alguna crónica en la Humor, este cuento y adaptación memorable, los recortes de sus notas en La Opinión”. Después de aquel primer episodio, el mismo Soriano envió un telegrama de agradecimiento al autor de la adaptación, Sanyu, seudónimo de Héctor Alberto Sanguiliano. Sus adaptaciones a la historieta de cuentos de Arlt, Faulkner y Hemingway, realizadas durante la década del 80, fueron compiladas en el libro Letras escogidas, editado en 1995 por la editorial Doedytores, la misma que anuncia para este año esta versión de Triste, solitario y final. Contactado para esta edición, Sanyu contó el homenaje propio que le hizo hace años: “Algunos meses después de haber publicado Triste..., le hice un homenaje a Osvaldo poniéndolo como el detective protagonista de una historieta con guión mío, basada en una noticia que apareció en un diario sobre una mujer que hizo una denuncia policial contra su vecino porque sospechaba que le había matado a su gato. La ficción de la historieta revelaba, a través de la investigación de Soriano, que en realidad el gato se había suicidado porque la mujer lo había castrado para evitar que se relacionara con una gata del vecindario. En mi historieta, Soriano permite que la gata en cuestión tome venganza contra la mujer”.

En taquilla

Los libros y relatos de Soriano tuvieron varias adaptaciones al cine: ahí están No habrá más penas ni olvido y Una sombra ya pronto serás, dirigidas por Héctor Olivera, y Cuarteles de invierno, por Lautaro Murúa. En el 2005, se estrenó en Europa una adaptación que hizo el español Roberto Santiago del relato “El penal más largo del mundo” (“penalti”, allá). La película está protagonizada por Fernando Tejero y el año de su estreno convocó a más de un millón de espectadores, aunque es lícito sospechar que Soriano, nunca muy conforme con las adaptaciones, no se hubiera puesto contento con ésta. Dos proyectos, obviamente ya imposibles, fueron los que acaso más lo entusiasmaron: llegó a reunirse con Alberto Olmedo, contaba, para que encarnara al cónsul Bertoldi en A sus plantas rendido un león: “Cuando salió el libro, Olmedo me llamó una vez a las tres de la mañana para decirme que lo quería hacer, con su propia gente, lo cual era un disparate aún mayor. Durante diez minutos, me habló de lo buen actor que era el Facha Martel. Es un grande, me decía. Yo le dije que ya había una opción pagada para hacerla, pero que en efecto se había pensado en él para el papel del cónsul. No me creyó demasiado. Tenía una relación muy difícil con los intelectuales y se desvalorizaba mucho”. Con la muerte de Olmedo, un productor llegó a pagar por los derechos para que la versión la dirigiera Lina Wertmüller. Marcello Mastroianni, que murió pocos días antes que Soriano, a fines de 1996, también quería prota-gonizar esa historia. En las líneas de despedida que Soriano le escribió en este diario cuenta que el actor italiano le pidió, durante unos días que compartieron en Colonia, que le hiciera un guión con el personaje de sus sueños: “Un Tarzán viejo y descangallado, impotente, lamentable”.

Bautismos

Un dato curioso es la cantidad ecléctica de lugares, organizaciones y eventos que llevan el nombre de Osvaldo Soriano. Así, por ejemplo, se llama en Mar del Plata el Premio Municipal de Literatura que se organiza desde 1984. Y una plaza de Tandil. Y la Sala de Prensa de San Lorenzo de Almagro. Y una biblioteca inaugurada por un grupo de hinchas del ciclón en una casa ubicada enfrente de donde estaba el viejo Gasómetro. Y una peña sanlorencista de Madrid. Y hasta un equipo de fútbol italiano del que sólo pueden formar parte escritores que hayan publicado, al menos, un libro.

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